En Rapa Nui, la isla de Pascua








 -Esta pista de aterrizaje es enorme, dice Mario

-Si, empieza y termina en el mar, agrega Cristian

-Lo que pasa que fue hecha por los norteamericanos como un aterrizaje alternativo del Transbordador espacial, nos dice un señor sentado al lado nuestro con acento chileno.

-¡Caramba!

Estamos mirando por la ventanilla del avión, aterrizando en Rapa Nui, antes llamada Isla de Pascua, en medio del océano Pacífico y a más de 3.600 kms. del continente.

Somos tres hermanos, Mario, Cristian y yo (Eduardo) en nuestro primer viaje juntos después de nuestra infancia común en el barrio de Floresta, en Buenos Aires. 

Nos interesó a todos este destino ya que Mario es psicólogo y le gusta investigar los mitos, Cristian es arqueólogo con especialidad en geología y piensa estar en su habitat, y a mi, que soy abogado, me gusta mucho la historia. 

El viaje desde Santiago de Chile hasta aquí demoró unas cuatro horas y media pero fue muy confortable ya que es un avión enorme de Latam con buen servicio y con entretenimiento a bordo (películas, etc.). Nos informan que hay dos viajes diarios y que solo se puede ir y venir desde Chile.

Fue muy emocionante el momento de llegada a la isla con mis dos hermanos menores. Me sentí un padre llevándolos de paseo y también pensé en que si nuestro padre nos mirara desde el cielo iba a estar muy contento.


I.-EL DIA DE LLEGADA.

Al llegar nos recibe una chica nativa, con ropas típicas y nos coloca collares tradicionales en el cuello mientras una banda toca música del lugar.

El aeropuerto es un sencillo en su estructura pero tiene lindos detalles como un cachalote de madera y coloridas paredes decoradas.


VIDEO: Te invito a ver la recepción en el aeropuerto.


Al salir nos espera un transfer, de la empresa local Maururu Travel, que nos lleva a nuestro hotel, el Taha Tai, donde reservamos una habitación para tres. El hotel es lindo, cómodo y tiene un restaurante que da al mar. 



Dejamos las valijas y, luego de un almuerzo rápido (por la ansiedad) salimos a caminar por la costa. 

Estamos a pocas cuadras del centro de Hanga Roa, única población de la isla. El camino por la costanera es muy lindo.


En seguida, empezamos a ver los Moais, estas estatuas de piedra que hicieron famosa esta isla.




Hay una playita, entre rocas, y aprovechamos para meternos al agua. No es fría ni cálida y tiene muy poca profundidad. Cristian practica un poco de snorkel.


Después de un rato volvemos al hotel y aprovechamos la pileta.

Al atardecer, luego de descansar, emprendemos otra marcha por la costa hacia la puesta de sol.



Vemos una cancha de fútbol y un cementerio muy particular, con un sincretismo entre cristiano y nativo. Las construcciones son sencillas pero muy agradables.


También empezamos a ver artesanías y a comparar calidades y precios. Algo nos llevaremos de recuerdo.

Al rato llegamos a enormes explanadas donde hay gente esperando el espectáculo de la puesta de sol detrás de cinco moais sobre una plataforma ceremonial llamada AHU TAHAI.

Cuando llega el momento de la puesta del sol es sublime y nos quedamos un rato extasiados.

La gente permanece en el lugar hasta que se hace de noche. Aquí el sol sale a las 7 am y se pone a las 7 p.m.

Nosotros queremos volver al hotel por una calle interna y nos perdemos. Retomamos y volvemos por la costanera.

En un momento encontramos una librería donde compramos libros sobre Rapa Nui y charlamos con la dueña, que hace 35 años que vive aquí, es una mujer muy culta y nos cuenta algunas cosas, como que vinieron expediciones del Perú y de otros países y se llevaron como esclavos a los rapanuí, que también se diezmaron por falta de alimentos, guerras civiles y enfermedades europeas, habiendo quedado en un momento solo 111. Al volver del exilio, los nativos le pusieron a la isla el nombre de Rapa Nui, el que hace poco se oficializó. También nos cuenta que hay un Consejo de Ancianos que representa los intereses de los nativos pero que no tiene un domicilio para visitar. Nos dice que aquí el saludo es "Iorana", que significa hola o bienvenido.

Volvemos al Hotel y a la noche salimos a cenar. Muy cerca encontramos un lugar muy alegre, "Napo's'", que tiene pizzas, hamburguesas y cerveza, con música y buena onda.

Allí nos toca compartir mesa con dos argentinos y sus acompañantes. Uno es un trotamundos, Damián, que aquí se dedica a ser profesor de buceo, toca en una banda de música y es malabarista. Charlamos toda la cena y nos cuenta interesantes historias sobre la vida en la isla.

Nos dice que viven unas 11.000 personas y que un cuarenta por ciento son Rapa Nuioriginarios. Que los hombres suelen ser musculosos, habilidosos pero poco comunicativos de lo que sienten.

-¿Cómo el personaje de Maui en la película Moana?, pregunta Cristian.

-Exactamente, o aun peor, dice Damián.

Agrega que se consideran los verdaderos dueños y que, muchos, recelan de los chilenos y reclaman para que se vayan. Nos dice que tienen cierta razón ya que Chile tomó posesión de la isla en 1887 mediante un pacto poco claro con el jefe local y luego la dio a explotación a una empresa que obligó a los rapanuí a vivir en el pueblo, los sometió a trabajos forzados y les prohibió circular por la isla y pescar. Mas adelante, en la época de Frei se denunció la situación y empezó un proceso donde les dieron la nacionalidad chilena, cierta autonomía y algunas áreas de poder.

Dice que el Consejo de Ancianos no funciona bien y está muy cuestionado por los propios nativos. Que los barcos que se ven son cargueros que están esperando buen tiempo para descargar porque al no haber puerto debe hacerse con el mar muy calmo.

Nos cuenta que la isla es muy segura, no hay robos ni ataques, y que el único peligro son los perros sueltos que a veces se juntan y pueden atacar a la noche.

Al final nos invita a escuchar a su banda, se llama Tiki Soul, pero el viernes no estaremos aquí.



Volvemos al hotel agotados y felices. Nuestra llegada fue encantadora y hay todavía un mundo por conocer. Nos dormimos soñando con la puesta de sol.

VIDEO: Te invito a disfrutar de la puesta de sol del primer día.



II.-EL SEGUNDO DÍA.

Después del desayuno nos vienen a buscar para hacer la excursión de día completo. 

Nuestro guía es Cesar, un rapanui que, luego de conocerlo, nos ratifica todo lo que nos había contado Damián la noche anterior.


Nos dice que la isla es un triángulo de 10 por 20 kilómetros con tres volcanes principales, uno de los cuales se puede visitar: el de Rano Kau, al sur. 

Luego nos da un mapa de toda la isla y nos muestra lo que vamos a hacer hoy, en la excursión de día completo.


Después nos cuenta que todo el "Parque Nacional de Rapa Nui" está bajo control de la comunidad rapanui y que para ingresar a cada uno de los distintos sitios arqueológico tenemos que presentar nuestro comprobante de pago del ingreso a la isla para ser sellado en la cabina de acceso. 

Así fue como se fue confeccionando una especie de pasaporte del viaje que guardamos con cariño. 



1.-El primer asentamiento humano,

Nuestro primer destino es Akahanga que se considera el primer asentamiento humano en la isla y según la leyenda está aquí la tumba del primer rey  Hotu Matua, que habría llegado en el año 1200 proveniente de la isla de Hiva, hoy polinesia francesa.

Hay un puesto de control, luego un lugar de artesanías y después ingresamos al sitio desde donde se ve el mar.

Vemos piedras que eran los cimientos de las casas. Algunas con forma de botes ya que los daban vuelta y usaban como habitaciones. También lugares para cocinar.

Entramos a una cueva donde hay petroglifos del "hombre pájaro". También la imágen del dios Make Make, que tiene origen sexual porque se vincula a la fertilidad.




Los restos de piedra de las casas son muchos y el lugar es imponente frente al mar.




Vemos moais tumbados y nos cuenta Cesar que fue en un momento de guerras civiles entre diversos clanes. Cada grupo destruía a los antepasados del grupo rival, representados por los moais.


Finalmente llegamos frente a una hermosa estatua que recuerda al rey Hotu Matua, quien llegó primero a la isla y fundó la dinastía rapa nui.

2.-La cantera de Moais.

Posteriormente vamos a Rano Raraku, un lugar muy hermoso en la ladera de una pequeña montaña. 

A la entrada Cesar nos exhibe las diversas clases de piedras con las que se tallaban los moais.


El piso es verde, como en toda la isla, y al costado del camino van apareciendo hermosos moais de distintos rostros. El lugar es muy hermoso y está lleno de moais de diversas formas y tamaños.

Llegando a cierto lugar aparecen moais a medio esculpir, en la roca. Hay uno gigante de 22 metros sin terminar.

-¿Qué significado tenían los Moais?, pregunta Mario.

Responde César que representa a un antepasado y se tallan como homenaje y también para recibir el "mana", o sea la energía, del dios Make Make. Para eso, una vez terminado el moai y trasladado al lugar donde estaba enterrado el antepasado, se le ponían ojos a la estatua y desde ese momento la energía del muerto que venía del dios protegía a sus sucesores.

Debajo, se nota una senda por donde los moais eran trasladados a sus destinos, en toda la isla. Nos cuenta Cesar que se encontraron mas o menos 900, que en un momento estaban todos tumbados y que ahora están restaurados y en pie unos 300.

-¿Cómo los trasladaban? pregunta Mario.

César responde que hay dos teorías. Una que sobre troncos que hacían girar. Otra que los hacían "caminar" tirándolos con sogas de cada lado.

-Si, yo vi un video, dice Cristian.

Sin embargo, no quedaron restos de esa caminata en los pies de los moais, como sí pasó con los del experimento grabado. 

-Siguen los misterios, agrega Mario.

3.-Los quince moais parados.

Por la tarde, y cerca de allí, vemos majestuosos un grupo de Moais parados de espaldas al mar. Es el lugar sagrado de Tongariki

Fueron derribados por el tsunami de 1960 y luego restablecidos. Lo curioso es que estos Maois tienen maños y uñas.

La primera luz del solsticio de verano aparece sobre el Moai de la punta, lo que indica que tenían grandes conocimientos astronómicos. 


Vemos en un lugar, protegido por rocas, al "macoi", un árbol originario.

En lo demás, la isla sufrió una enorme deforestación por la tala de árboles y palmeras, lo que dió lugar a hambrunas y guerras entre las tribus. No se sabe el origen y se especula que se usaron para trasladar los moais, o que fue consecuencia de las ratas que viajaron en los barcos y se comieron las semillas.

Sentimos la energía de estos Moais y nos sacamos una selfie como un recuerdo inolvidable del viaje.


4.-El ombligo del mundo.

En este lugar, Te Pitokura, está el Moai más grande del mundo pero caído hacia adelante como fruto de las luchas entre tribus. En la entrada hay unos totems alusivos.



Nos cuenta Cesar que en la novela Moby Dick aparece mencionada la isla de San Carlos, que fue uno de los nombres de esta isla puesto por el español Felipe Gonzalez de Haedo en el año 1770, los segundos europeos que llegaron. Los primeros fueron los holandeses en el año 1722 el día de Pascua por lo que le pusieron ese nombre. Después estuvo James Cook, por Inglaterra, en su vuelta al mundo. 


Ahora llegamos a una construcción que se considera el ombligo del mundo. Es un corral de piedra de basalto con magnetita y tiene piedras negras adentro. Las mujeres venían aquí para mejorar su fertilidad, nos cuenta César.


Luego llegamos a una barranca con un imponente paisaje donde Cesar nos sigue contando sus magníficas historias sobre las tradiciones Rapa Nui

VIDEO. Te invito a ver un video el paisaje y explicaciones.


5.-La playa de Anakena.

Terminando el circuito con Cesar, nos lleva hasta la playa de Anakena, un lugar hermoso con arena blanca y palmeras, a diferencia de las otras playas de la isla. Está ubicada en la costa norte.

Nos dice Cesar que aquí se filmo en el año 1993 una película de Hollywood  producida por Kevin Costner, llamada "Rapa Nui". y que las palmeras que vemos fueron traídas para eso (qué decepción).

Nos cuenta que no se ha construido un puerto por razones ecológicas y que en el verano llegan seis cruceros que bajan en botes.

Nos metemos al agua un lindo rato y nadamos. Es muy transparente.

Después de un rato, nos secamos, damos una vuelta, contemplamos los moais,  tomamos algo en un bar de la playa y nos volvemos para el hotel.



Anakena.

6.-El show de música y tradiciones.

Por la noche reservamos para ir a ver un show y a cenar en el restaurante Te Ra'ai.

La función empieza eligiendo un atuendo o disfraz y tomando un trago en la recepción. Nosotros elegimos unas vinchas. 

Luego se pasa a contemplar la ceremonia del "curanto" que es una forma de cocinar sobre piedras calientes con comida que se tapa con tierra. Una vez cocinada se destapa en un rito donde una mujer hace invocaciones en idioma rapa nui.

Luego aparece un bailarín nos enseña a bailar el Jako, danza típica de la zona. Algunos asistentes se prenden en la clase.

Luego se pasa a las mesas para comer un buffet y gozar de un show de cantos, habilidades, danzas y representaciones sobre los moais.

Las mesas son compartidas y nos toca con una familia de chilenos que vinieron a visitar a su hija, que vino por una semana a la isla y decidió quedarse al haberse enamorado de un rapa nui. Una complicada situación. También conversamos con un argentino que vivió en Miramar y ahora es urólogo en San Pablo. No hace excursiones sino que visita la isla en bicicleta.

Cuando todo termina, nos llevan hasta el hotel y caímos rendidos soñando con Moais.

VIDEO: Te invito a ver un video de la ceremonia del "curanto".



III.-EL TERCER DÍA.

Amanece con sol y nubes y luego del desayuno estamos listos para nuestras excursiones de hoy, una por la mañana y otra por la tarde.

Llega nuestro guía de hoy que no es César sino que se llama Enzo, también de la etnia rapanui pero menos extrovertido. Sabe muchas cosas de su libreto pero no contesta preguntas que se salgan del mismo, como sí hacía Cesar, supiera o no del tema.


Vamos avanzando con la combi por caminos hermosos y con algunos baches. Vemos bicicletas y motos sin casco. Nos dicen que las reglas de tránsito aquí son flexibles. En un momento pasamos por un pequeño embarcadero lleno de hermosas embarcaciones de pesca, buceo y turismo.


En un momento se cruza un rebaño de vacas y se interrumpe el tránsito. Nos dicen que esto pasa todo el tiempo. La isla es como un lugar libre.


1.-La competencia del "hombre pájaro"

Subimos por la ruta y llegamos a un lugar alto: es la aldea sagrada de Orongo. 

Hay un museo del sitio muy bien armado donde los guías nos instruyen sobre lo que vamos a ver.

Allí hay gigantografías con explicaciones y dibujos alusivos al "hombre pájaro", considerado el mensajero o representante del dios Make Make. También hay una lámina que es un breve diccionario Rapanui-Español, muy interesante.


La competencia del "hombre pájaro" se hacía anualmente entre los diversos clanes de la isla como forma de establecer el gobierno ya que su ganador daba al grupo el derecho de gobernarla por un año. Fue un sistema que logró superar las guerras anteriores entre tribus.

A esos fines, durante todo el año los jóvenes de cada tribu se entrenaban para una competencia que consistía en bajar por un barranco, nadar hasta el islote donde anida el gaviotín "Manatura", subir su acantilado, tomar un huevo, guardarlo en un gorro en su cabeza, volver al punto de partida y entregar el huevo intacto. Ganaba el primero que lo lograba.


Durante el juego, que era en primavera con la migración de las aves, los competidores se morían o mutilaban por caídas, mordidas de tiburones o la acción de sus contrincantes y/o el huevo llegaba roto, por lo que la festividad podía durar varias semanas.

Salimos al exterior y viendo los islotes desde el acantilado nos damos cuenta de lo difícil que era la competencia.

Los asistentes, que eran unos cuatrocientos, dormían en cuclillas en casas de techos bajos, cerca de la morada de los sacerdotes.

Al llegar los misioneros cristianos y enterarse, prohibieron la competencia en 1866.

Nos cuenta César que aquí estaba emplazado el único Moai que quedaba en pie, tallado con la figura del hombre pájaro y que cumplía funciones ceremoniales. Fue llevado a Londres por una expedición inglesa en 1869 y hoy está en el museo británico. Lo llaman Hoa Hakananai'a, o sea "El hermano perdido" y nos muestra una foto.


VIDEO: Te invito a ver el sitio ceremonial de Orongo y los islotes desde lo alto.


2.-Una vista del volcán y del pueblo desde lo alto.

A poco pasos de Orongo, está el cráter del volcán Rano Kau, único visitable. 

Nos asomamos a un Mirador y quedamos extasiados.



La vista es muy hermosa. Tiene agua y en su interior crecen todo tipo de plantas constituyendo un reservorio ecológico. Nos quedamos un rato contemplando en silencio.

Desde este punto, hacia el otro lado, se puede ver el poblado de Hanga Roa a lo lejos en una hermosa panorámica.

VIDEO: Te invito a ver una panorámica desde lo alto del volcán y el poblado.


3.-Las construcciones "incas".

Seguimos nuestro viaje hasta llegar al sitio arqueológico de Vinapú.

Aquí las construcciones de piedra dan cuenta de las técnicas de los nativos para trabajar la roca volcánica. 

Sus formas son distintas a las típicas rapanui y se asemejan a las incas y fundan una leyenda de que el inca Tupa Yupanki estuvo aqui en el siglo XV..

Hay también restos de Moais destruidos en el siglo XVIII durante las guerras internas de los clanes y un Pakau dado vuelta.


Vemos también un hermoso petroglifo con la imagen del hombre pájaro.


4.Vuelta a Ahu Tahai.

Después del almuerzo nos buscan de nuevo en el hotel y nos vamos a ver el sitio sagrado de Ahu Tahai, cerca del poblado de Hanga Roa, donde estuvimos el primer día al atardecer.


Mientras nos acercamos a las plataformas sagradas, donde están los Moais, Enzo, nuestro guía, nos muestra una roca con una placa dedicada a William Mulloy. Nos cuenta que fue un arqueólogo norteamericano que estuvo 23 años investigando y restaurando los sitios de la isla y la aldea ceremonial de Orongo. Sus cenizas están aquí. Cristian toca la piedra en homenaje al arqueólogo.

También nos hace observar un Moai que está solo en una plataforma pero que tiene los ojos puestos. Impresiona. Parece que emana energía.

Vemos también las piedras base de las "casas barco", muy interesantes.


5.-Los siete Moais exploradores.

Ahora llegamos al sitio de Ahu Akivi, que fue el primero de los restaurados por Mulloy.

Están aquí siete Moais que, nos dice Enzo, representan a los siete exploradores que encontraron la isla mandados por el rey.


Agrega que, según la leyenda, la isla original en Polinesia (Havi) se estaba hundiendo y buscaban una nueva para trasladarse. Un sacerdote tuvo un sueño con la ubicación de Rapa Nui. Luego el rey Hotu Matua mandó una expedición de siete personas a reconocerla. Fueron y volvieron con la noticia de que era muy buena. 

Entonces salió la expedición con 300 personas que fueron los que llegaron y la poblaron. El viaje fue de mas de dos mil kilómetros y se ve que eran expertos navegantes que se guiaban por las estrellas. Trajeron muchas gallinas polinesias, que eran su principal fuente de alimentos. 

Nos dice que bajaron en la playa de Anakena, donde estuvimos ayer.

Los Moais están ubicados mirando para el lado de la Polinesia, al oeste, de donde vinieron.


6.-La fábrica de tocados.

Después nos vamos a Puna Pau, el lugar donde se fabricaban los tocados de los Moais llamados Pukaus.

No se trataba de sombreros, como parece, sino de una representación del cabello recogido. Vemos uno dado vuelta.


No todos los Moais tenían tocados sino los personajes más importantes y había de diversos materiales, generalmente de piedras livianas.

7.-La despedida del grupo del tour.

Ahora llegó el final de las excursiones y nos despedimos de nuestros compañeros del tour, con el que fue un gran gusto compartir las excursiones. 

Unos son una pareja de españoles que están en nuestro mismo hotel. El es diplomático en la embajada de Peru y ella vive en Madrid. 

También hay otra pareja de españoles de Murcia que viven en Mallorca y una simpática pareja de Colombianos que viven en Bogotá. 



Nos tomamos los contactos y nos despedimos deseando volver a vernos.


8.-El museo arqueológico cerrado.

Le pedimos al chofer que nos deje en el poblado y vamos caminando por los alrededores buscando al famoso Museo Arqueológico Sebastián Englert.
Nos cuenta Cristian que era un fraile misionero alemán que vivió 34 años en la isla aprendiendo el idioma rapanuí, transcribiendo las leyendas y realizando estudios antropológicos y arqueológicos. También investigó el "Rongo Rongo", que es una escritura de grabados en tablillas, única en Polinesia, y hasta ahora indescifrable.
Mientras caminamos vemos estatuas talladas de madera muy originales.





También vemos carteles de protesta, lo que evidencia el sistema confrontativo de la isla de los que nos había hablado Damián la primera noche.


Nos acercamos al Museo muy entusiasmados. Parece lindo e importante.


Pero al llegar a la entrada principal tenemos una gran decepción, ¡está cerrado!
Nos cuesta consolar a Cristián que emite improperios irreproducibles.




Preguntamos a una gente que pasaba en una camioneta y nos dijeron que había sido retomado por los descendientes de los dueños originales del terreno, que supuestamente lo habían donado, y ahora exigían una compensación que se les negaba.


9.-El cementerio.

A la vuelta entramos a conocer el cementerio frente al mar, que habíamos visto de afuera.


Nos impresionó el sincretismo religioso ya que junto a las cruces cristianas hay esculturas de moais y elementos posmodernos.


También nos llamó la atención la iluminación de todas y cada una de las tumbas mediante baterías solares, lo que da un toque mágico.
Seguimos caminando y ahora vemos casas con murales de colores como los que abundan en todo el pueblo.


La vuelta hacia el hotel al atardecer es muy linda:



Cenamos nuevamente en Napo's, como el primer día, y nos vamos a dormir agotados.



IV.-EL DÍA DEL REGRESO.

Nos levantamos y desayunamos temprano. A mediodía hay que estar en el aeropuerto. 
Hacemos las valijas a las corridas para dejarlas en recepción.
Ocurre que Cristián, a quien le tenemos que cumplir todos los deseos por ser arqueólogo, quiere visitar una caverna y consiguió un taxista rapanuí que, además, es guía y nos puede llevar. 


1.-La Caverna.

Viajamos un rato largo por cambiantes caminos y conocemos un poco por dentro a la isla.

Después de andar llegamos a otro parque donde se puede visitar la caverna de Ana Te Pahu.

Luego de acreditarnos hay una larga caminata por un lindo sendero




La entrada exige bajar una especie de escalinata natural, pero es amigable.



Nos cuenta el guía que se trata de un antiguo canal de lava que posteriormente fue habitado como cueva como vivienda permanente o como refugio en las guerras tribales según la época.
Hay un horno polinesio en el suelo y nos cuenta el guía que las aberturas en el techo son por desmoronamiento y que permiten limpiar el aire y, al mismo tiempo, que se formen pequeños reservorios de agua de lluvia.


Caminamos en tinieblas por varios cientos de metros mientras Cristian se deleita contemplando y analizando las diversas formaciones rocosas.


Al principio el techo es alto y las paredes anchas pero en un momento todo se angosta.


-Yo hasta acá llego, dice Mario.
-¿Tenés claustrofobia?, pregunta Cristian
-No, no, pero me sentiría más cómodo si salimos.
Todos nos reímos.
Al final lo convencimos y siguió adelante.
Al final hay que salir por un agujero del techo. Es difícil pero divertido y todos nos ayudamos.


Al salir de la oscuridad y volver a ver la luz del sol sentimos como un nuevo nacimiento.


VIDEO: Te invito a ver un video sobre la salida desde el agujero de la cueva.


2.-Una recorrida por el pueblo.

Le pedimos al taxi que nos deje en el pueblo y empezamos una breve y rápida recorrida.
Vemos la iglesia, que es muy linda y con decoración local, y entro un momento a agradecer.


Luego buscamos la Municipalidad, porque me interesa conectar con el Consejo de Ancianos por mis estudios sobre longevidad. Por suerte quien nos atiende es muy amable y me da el teléfono. Ya estamos en contacto.



Finalmente, recalamos en casas de recuerdos y artesanías para traernos algo. 



Yo conseguí un lindo moai de Makoi, la madera originaria de la isla.




3.-Buscando a la tortuga marina.

-Ahora quiero ver la tortuga marina, dice Cristián con un tono mitad ruego mitad orden.
Le hacemos caso en calidad de "último deseo" y nos vamos para su apostadero habitual.


Estamos un rato mirando el agua, vamos de un sitio al otro, preguntamos a los presentes pero resultó imposible dar con la tortuga, a pesar de los esfuerzos de Cristian escudriñando el fondo del mar.




4.-Dejando Rapa Nui.

Ahora buscamos las valijas en el hotel y nos vamos corriendo al aeropuerto. Recién llegó el avión de Santiago y hay tiempo para hacer el "check in" y tomar algo.
Ya estamos por subir al avión. Nos espera una noche en Santiago, donde cenaremos en casa de una prima chilena que vamos a conocer, Patricia, y al día siguiente partiremos de regreso a Buenos Aires.

Nos embriaga una ambivalencia. Por un lado, la tristeza de dejar un lugar hermoso, donde nos sentimos felices porque saciamos la sed de conocimiento y, además, pudimos tener buenas y largas charlas personales entre hermanos.  Por otra parte, la alegría de volver a la Argentina, con nuestras mujeres e hijos (y nietos en mi caso).
En este momento de fraternidad recordamos con cariño a nuestras siete hermanas mujeres, cinco viven en Buenos Aires, una en Sevilla y la otra ya está en el cielo, junto con nuestra madre.

Lo que está muy claro para nosotros es que fue una aventura inolvidable que recomendamos vivamente a todos.

¡Hasta el próximo viaje!


 





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Comentarios

  1. Juan Carlos Arango2 de junio de 2025, 8:15

    Que chévere recordar los viajes leyendo lo que se visitó. Pasamos muy rico. Un abrazo. Yo pensé que las únicas familias con tantos hermanos eran las paisas en Colombia jajajaja

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