Hacia el sur por el camino de los guanacos.








RUTA 40 SUR. 4/8.

En nuestro cuarto día de recorrido, salimos a la mañana de Los Antiguos hasta Perito Moreno, lugar donde hicimos revisar el auto y solucionamos los problemas derivados del día anterior. Luego salimos hacia el sur en un extenso viaje recorriendo la estepa patagónica hasta Gobernador Gregores.

Amanecimos en una cabaña del complejo “Cerca del lago”, en el pueblo de Los Antiguos. Hicimos lavar el auto y salimos para Perito Moreno muy preocupados por la vibración al andar, luego de haber estado forcejeando y patinando en el barro el día anterior. En un supermercado de Perito Moreno encontramos providencialmente a un mecánico que lo prueba y nos recomienda un taller de tren delantero. Allí, nos atiende Darío, que está muy apurado porque es el cumpleaños su hija. Accede a probarlo y dice que solo es barro en las llantas, lo que él mismo soluciona. Ahora podemos seguir el viaje. Estamos felices.

Antes de salir veo a un artista callejero pintando un mural frente al taller. Lo entrevisto y me cuenta que se llama Jorge Mario, es colombiano, y está contratado por la Municipalidad para embellecer la ciudad. Nos dice que pinta al guanaco blanco porque es un símbolo de buena suerte. Muy interesante.

Luego salimos a la ruta 40 con destino a Gobernador Gregores, en un viaje de 350 kms. Volvemos a pasar por los alrededores de la Cueva de las Manos, donde estuvimos ayer. A la derecha observamos la gran meseta “Lago Buenos Aires”, que fue declarada parque nacional y tiene 1200 mts. de altura.

Hacemos una parada en “Bajo Caracoles”, un mini poblado, con juez de paz y todo, que tiene un pequeño hotel con restaurante donde todo es desastroso y pintoresco. 



Hay un surtidor de nafta que atiende el propio mozo del bar…cuando tiene tiempo y ganas. 



Las paredes del restaurante están adornadas con cuchillos y venden de todo, hasta ropa interior que allí exhiben. Las mesas no son limpiadas antes que llegue el nuevo comensal por lo que la “guía de YPF” que consultamos lo calificó como el peor restaurante de la Patagonia. Tienen razón. Había grupos de camioneros chilenos con los que conversamos y reímos. 

Al salir nos llama la atención un cartel que dice que se sellan pasaportes de la Ruta 40. Nos parece buena idea, similar a lo que experimentamos cuando hacíamos el Camino de Santiago en España. Lamentablemente no compramos nunca el pasaporte.



Luego vimos una pareja de portugueses, Alex y Patricia, que viajan en moto por la patagonia en compañía de su perro, Harry. Empezaron en Curitiba y están recorriendo todo el cono sur en un periplo de tres meses. Son muy simpáticos y tienen un blog.

A continuación seguimos en la estepa patagónica. Nuestra gran compañía son los guanacos, que andan en manadas, saltan los cercos con maestría y, cuando pueden, cruzan la ruta haciéndonos frenar. Ayer nos contaron que se mueven por rebaños en forma circular, volviendo a recorrer los mismos caminos y que los cazadores prehistóricos seguían las mismas sendas. Por momentos también aparecen vacas detrás de los alambrados de las estancias.

En la ruta, además de rectas prolongadas, también hay muchos baches para esquivar. La tarde en la estepa es muy linda y el sol va haciendo cambiar los colores de las montañas de la derecha y de los cerros pelados de la izquierda. Domina el panorama una montaña nevada de la cordillera. Es el Cerro San Lorenzo.

Cuando el camino se hace largo tenemos otra gran compañía: escuchar Radio nacional, único dial que podemos captar en medio de la nada, la que nos entretiene con programas de preguntas y respuestas y de música.

Momentos antes de la puesta de sol llegamos al pueblo de Gobernador Gregores, ubicado en el centro geográfico de la provincia de Santa Cruz. Es un pueblo muy prolijo, junto al Río Chico, con una avenida principal que, como en todos los pueblos, se llama San Martín, donde están todos los edificios públicos y se aprecian una serie de monumentos consecutivos: a Ceferino Namuncurá; al Gaucho Criollo, con sus perros; al Tractor Gigante, traído desde Londres y que no pudo usarse por falta de combustible suficiente en la zona; y a la Chata, que revolucionó el transporte en la zona y era la que cargaba la lana con destino al puerto de Comodoro Rivadavia. Hay también un escudo gigante de la localidad donde nos sacamos una selfie.

Se trata de una zona donde la cuenca del Río Chico posibilitó muchos cultivos, inclusive el de viveros dedicados a los tulipanes. También es una región de pesca por la proximidad de los lagos Cardiel y Strobel, donde hay muchos salmónidos.

Además, muy cerca de aquí, en la Estancia Bella Vista, se encuentra el Cañadón de los Muertos y un monumento que recuerda uno de los últimos fusilamientos, por parte del ejército, de peones rurales en el año 1921. Fue en el marco de las huelgas y represiones de  la denominada “Patagonia Rebelde”, que tuvo lugar en 1921 y es recordada en la película que lleva ese nombre. Hay excursiones organizadas para conocer el lugar y sus tristes historias.

Vamos al Hotel Kaiken, de tres estrellas pero que esta bueno. Tuvimos tiempo para descansar, luego cenamos en el restaurante de la Hostería Lago Cardiel, un hotel nuevo y de moderno diseño. 

Nos fuimos a dormir ya pensando en el día de mañana: el viaje al Chaltén.



P.D. Podrás encontrar otros episodios de este viaje, otras crónicas, reflexiones y cuentos en este mismo blog.

  

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