La Palestra
¿Te gusta ir al gimnasio? Comienza a mover lentamente los brazos arriba y abajo. Mantiene los ojos cerrados. Es como un ave volando sobre el campo. Imagina la mirada de un halcón que desde lejos lo vigila, pero est á tranquilo porque sabe que é l puede volar m ás rá pido. Su respiraci ón se va haciendo cada vez m á s intensa. - ¡Cuidado!, escucha el grito de Luis a sus espaldas. Abre los ojos de golpe. La barra de un vecino acaba de hacer un falso movimiento y el pesado disco de metal le pasó a 3 cms. de la cabeza. ¡ Qu é susto! Es un lunes a la mañana y Roberto, como siempre, est á en el gimnasio. Hace seis meses, despu é s de un chequeo general motivado por dolores en el pecho, un cardiólogo le hab í a preguntado sobre sus h á bitos de vida. -“De casa al trabajo y del trabajo a casa”, respondió Roberto parafraseando la famosa directiva obrera de los años cincuenta -Y ojo que yo trabajo utilizando el cerebro y en mi propia oficina. Soy consultor...