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Mostrando entradas de agosto, 2018

Buenas Prácticas: Tener siempre proyectos

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14 . Tener siempre proyectos: Preparar actividades para realizar en los próximos meses y años Todos necesitamos una “zanahoria” que nos movilice. Un objetivo, una causa, algo que nos estimule para levantarnos de la cama con interés y con entusiasmo. Por eso, además de vivir el día, es necesario tener siempre proyectos, cosas que uno va hacer hoy, mañana, el mes que viene o el año que viene. (*31) Podemos hacer una lista de cosas a cumplir (“bucket list”), un listado de cosas siempre pendientes, postergadas o simplemente anheladas. (*32) En el punto, programar viajes (cortos o largos, cerca o lejos), cada cierto tiempo, es un buen movilizador, sobre todo cuando son a lugares por conocer. También el trabajar en proyectos específicos nos moviliza: construir o arreglar nuestra casa, terminar de escribir un libro, culminar una in­vestigación, aprobar un curso o una carrera, fa­bricar un mueble, terminar de pintar un cuadro, presentar una obra de teatro a fin de año, asistir

Buenas Prácticas: Cuidar la salud

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9 . Cuidar la salud: Alimentos sanos, prácticas antioxidantes y controles médicos La dieta en esta etapa debe ser suficientemente energética como para asegurar las necesidades de cada persona, pero no muy calórica ni rica en grasas, para evitar el aumento de peso y el exceso de colesterol y grasas saturadas. Debería aportar también suficientes proteínas, y ser una dieta va­riada para garantizar el placer con la alimentación. En cuanto a la medicina antiedad, deben evitarse los “pilares del envejecimiento”: exceso de insulina; exceso de glucosa en sangre; exceso de radicales libres y exceso de cortisol. Cada uno de ellos se puede reducir por medio de una dieta y estilo de vida en un periodo de tiempo muy breve. Cuanto mayor sea el éxito en la reducción de cada pilar del envejecimiento (especialmente el exceso de insulina), mejor funcionará nuestro sistema y la herramienta más poderosa con la que contamos para lograrlo es la dieta. En general los médicos recomiendan una

Buenas Prácticas: Practicar el buen humor

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3 . Practicar el buen humor: Evitar las quejas y enfrentar las dificultades desde lo positivo Está comprobado que el buen humor es sanador del cuerpo y del alma y que es malo quejarse. Decía Cicerón cuando cumplió 84 años que to­dos queremos llegar a cumplir más de 60 y, luego que los cumplimos, nos quejamos de tenerlos. Los lamentos vienen generalmente de los prejuicios que nacen de la costumbre de quejarse por la edad. (*7) Hay mil motivos para enojarnos y quejarnos y uno solo para el buen humor: nuestra voluntad de ser felices. Podemos elegir entre ser quejosos y malhumo­rados o practicar el buen humor como un hábito cotidiano en nuestras relaciones sociales y con nosotros mismos. Recordemos aquella sección de la Revista del “Reader’s Digest”: “La risa remedio infalible”. Volver (*7)  CiCerón: ob. cit., p. 112.

¡Cien años!

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¿Cómo vas a festejar tus cien años? -Te invito el domingo a mediodía al cumpleaños de Papá, dice un chat que me manda Augusto hoy martes. -Es en Pilar, agrega. -Bueno, cómo no, le escribo con cierta resignación. No parece un gran plan para un fin de semana largo, pero...amigos son los amigos. -¿Cuántos cumple?, pregunto después de un rato. -Cien años,   me contesta. -¡Caramba, nos vemos sin falta!, le respondo. Tomo conciencia de la situación y me acuerdo de la presentación de un libro que su Papa hizo el año pasado donde confesó tener 99. Eran cuentos sobre diálogos con un fantasma. Muy interesantes. Ahora es sábado a la noche, me acuerdo del compromiso de mañana y me pregunto: ¿cómo se festejan los cien años de una persona? ¿Cómo se los habría yo festejado a mi Papá, al que le faltaban solo seis cuando falleció? ¿Cómo me gustaría festejar mis propios cien años? Me pongo a buscar por internet. Hay poco. Todo relativo al “cumpleaños de la abuela”, torta, regalos,

Hotel Cinco Estrellas

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¿Serías feliz en el paraíso? En la quietud de la noche todos los pasajeros duermen. De repente una fuerte explosión sacude al avión, se encienden las luces y se oye muy grave la voz del capitán indicando que hay una avería y que la nave va a intentar hacer un aterrizaje de emergencia en una isla cercana. Todos se despiertan y no pueden creer lo que pasa. Ahora el aparato empieza a dar tumbos, vibra, cae, se estabiliza y vuelve a caer en picada como si fuera una montaña rusa. Las mascarillas de oxígeno de disparan y se abren los compartimientos superiores arrojando sobre la cabeza de los pasajeros su contenido. Se escuchan llantos, gritos y rezos.  En el asiento 13 F Dante está paralizado por el miedo y mantiene sus ojos bien cerrados. Casi no respira. No puede gritar, llorar ni rezar y se aferra con todas sus fuerzas a la butaca. Pasan segundos que parecen siglos. Siente un golpe seco, como el de un cristal que se quiebra y luego nada. Lentamente recupera la conci