Agradece el Regalo

Si naciste y creciste en un lugar donde no había guerra, ni miseria ni exilio forzado.

Si tuviste una familia -grande o chica- donde hubo amor y cuidados.

Si recibiste una educación y pudiste estudiar.

Si tuviste la oportunidad de aprender un oficio o una profesión, y pudiste trabajar.

Si siempre tuviste qué comer y con qué vestirte, y nunca el frío, el calor, ni el agua trastornaron tu vida.

Si hoy tenés una vivienda que es tu hogar, con luz, agua, cloacas, gas, pavimento, transportes, televisión y acceso al internet.

Si tenés una salud aceptable, o al menos remedios para curarte y a dónde acudir cuando estás enfermo.

Si tenés familia: una pareja, hermanos, hijos, padres y/o nietos.

Si tenés amigos que sabés que están allí, los veas mucho o poco.

Si tenés un trabajo o una actividad que te motiva a levantarte por la mañana con un objetivo y a acostarte, a la noche, con la sensación de una tarea realizada.

Si tenés libertad. Si no te despertás en una cárcel, ni en un hospital ni en un lugar que no es tu hogar. Si no te persiguen ni la policía, ni los agentes de migración ni bandas de mafiosos.

Si tenes la posibilidad de gozar de los sentidos, de leer, de escuchar música y de ir al cine cuando querés, y quizás también de salir de viaje.

Si te pasaron y te pasan estas cosas no creas que son exclusivamente por mérito propio.

Si te pasan estas cosas es porque:

Dios te ha bendecido.

o el Universo ha sido bueno contigo.

o simplemente tuviste suerte.

Es posible que te hayas esforzado, que hayas trabajado duro, que te hayas sacrificado mucho.

Pero, mira a tu alrededor, mira al mundo, y verás que hay gente que con mucho más esfuerzo, más sacrificio y más dolor que vos, apenas sobrevive sin esperanzas en un mundo de miseria material, social o humana.

En definitiva, tu actual situación es un regalo del destino.

Y si recibiste ese Regalo quizás deberías:

Ser consciente de tu situación de privilegio.

No criticar a los que no recibieron tu regalo sino tratar de comprenderlos.

No quejarte, no enojarte, no amargarte por las cosas que pensás deberían ser distintas.

Afrontar tus propias dificultades con paciencia y templanza.

Vivir con alegría, sabiendo que recibiste un tesoro.

Luchar por un mundo mejor para todos, especialmente para los que no tuvieron el Regalo.

Cada mañana, que tu primer pensamiento sea “gracias”.

Cada noche, que tu último pensamiento sea “gracias”.

Vive como un verdadero agradecido y tu vida será mucho más feliz.

Hoy, la epidemia del coronavirus te tiene encerrado, aisaldo, sin poder salir ni hacer tantas cosas que te gustaría hacer, preocupado por el presente y también por el futuro

Pero si tenés un hogar donde permanecer,  tenés forma de estar conectado a tus seres queridos,  tenés tiempo para hacer lo que te gusta, tenés comida en la heladera, y no te contagiaste ni perdiste a un ser querido.

Hay muchos que no tienen hogar, ni cariño, ni tiempo, ni comida garantizada, o que están contagiados o han sufrido una irreparable pérdida.

Entonces, también hoy AGRADECE EL REGALO.

P.D.: Podés encontrar otras frases, cuentos, crónicas y relatos de viajes en este mismo blog