Eduardo Favier Dubois

Sueño de cumpleaños Es de madrugada y estoy en mi cama durmiendo. Me despierta una potente luz que se proyecta sobre la ventana que da a la calle y encandila toda la habitación. Me levanto y asomo al balcón. Un tren, que parece todo de cristal, se está acercando lentamente. Ahora se detiene justo frente a mi casa. Bajo y me pongo a observarlo detenidamente. No se ve a nadie manejando ni hay pasajeros.  Me subo sin pensarlo, como empujado por la fuerza del destino. Detrás de la puerta de entrada al primer vagón hay un gran cartel con varias inscripciones numeradas. Me pongo a leerlas: “ 1.-Instrucciones a los pasajeros: Este tren te llevará de viaje a un territorio que hasta hoy te fue desconocido. Atiende cada detalle.  Deja de vivir en 'piloto automático'.  Despierta de una buena vez.  Vive cada momento como si fueras alguien que ya ha muerto a quien se le permite regresar al mundo de los vivos para volver a vivir su vida en forma distinta...

¿Quién maneja tu vida? Está lloviendo copiosamente sobre la Ciudad. Faltan veinte minutos para las once y el tránsito avanza muy lentamente por la avenida. En una esquina, unas personas esperan resignadas la luz del semáforo para cruzar, cubriéndose como pueden. Están inmóviles, tratando de mojarse lo menos posible. Entre ellas hay una anciana apoyada en un bastón amarillo. Solo una persona se mueve nerviosamente de aquí para allá, oteando a cada momento el horizonte citadino. Por momentos se baja a la calle para ver mejor los autos que vienen a la distancia. Tiene el aspecto de un cincuentón bien parecido pero con el rostro desencajado. Lleva un paraguas en la mano, el que no pudo impedir que ya tenga los pies mojados.  Es el profesor Carlos Puentes y está desesperado. Esta mañana se levantó bien temprano y se puso a repasar su conferencia sabiendo que antes de las once tenía que estar en la Facultad de Ingeniería. Hoy debe rendir una prueba de oposición en un c...