¿Puede haber un mejoramiento espiritual después de los 60 años?


 

Una gran oportunidad.

El mundo nos dice que después de los 60 años ya somos viejos, anticuados, inflexibles, pasados de moda y que no estamos en edad de cambiar nada de nosotros mismos, menos para un mejoramiento espiritual.

Sin embargo, en nuestra sociedad la vejez se postergó hasta después de los 80 años o más, y la mayoría de las personas que hoy tenemos entre 60 y 80 años estamos activas, transitando una nueva etapa, antes desconocida, y con el poder de disponer de más tiempo.

Y si ese tiempo lo guardamos para nosotros mismos, podemos darnos un espacio para reflexionar sobre nuestra existencia y ver en qué medida podemos dejar de ocuparnos solo de lo material y generar un mejoramiento espiritual que haga más plena nuestra vida.

Para lograrlo no hay recetas pero te puedo dar algunas metas posibles:

1.-“Conocerse a uno mismo”. Como primer paso debemos saber quiénes somos realmente como personas, fuera de nuestros roles cotidianos (familiares, laborales, sociales, etc.).

Al respecto, algunas preguntas pueden ayudar: Que te mueve para levantarte por la mañana? Qué te frena? A qué le tenés miedo? Cómo medís el éxito de tu vida? Con quíen te comparás? Cuál es tu mejor momento del día, de la semana, del año? Cuál fue el mejor episodio de tu vida? Qué envidiás, celás o a quién tenés rencor? Qué es lo que te hace feliz? Si pudieras volver a un momento de tu vida a cuál volverías? Si tuvieras que dejar un pensamiento o una frase escrita  con las tres cosas más importantes de la vida: que escribirías? Si te encontraras con el niño o el joven que fuiste ¿qué consejo le darías? Tenés hoy un propósito en la vida?

2.-“Ser agradecido”. El agradecimiento nos traerá paz y alegría. Es importante sentirse contento de todo lo bueno que nos pasó a lo largo de su vida y que puede continuar pasando. Ver el lado lleno del vaso de la vida y no el lado vacío. Tengamos en cuenta que si bien el pasado no se puede cambiar sí podemos cambiar nuestra interpretación de los hechos. Toda tragedia puede convertirse en comedia cuando pasa el tiempo y eso debemos lograr.

3.-“Practicar el buen humor”. Hay una clave para conocer si alguien es feliz: si tiene buen humor traducido en el modo en que enfrenta las dificultades cotidianas. Nada más cierto que la risa es salud y que es malo quejarse. Hay que tomar la vida como un juego y la existencia como un teatro sin hacernos mala sangre. Hay mil motivos para enojarnos y quejarnos y uno solo para el buen humor: nuestra voluntad de ser felices.

4.-“Recuperar el ocio y la espiritualidad”. Se consideran como “ocio” a aquellas acciones humanas que son valiosas por sí mismas y que no necesitan ser justificadas: la “contemplación” de la belleza del mundo, la meditación, la reflexión filosófica, la creación del artista (las “artes liberales”) y muchas otras acciones en las que nuestro espíritu “fluye” mientras las realiza.

Pero también es importante prestar atención a la espiritualidad , a nosotros mismos, a nuestra relación con el universo y/o con Dios. Explorar nuestra alma, nuestros pensamientos, el sentido de la vida y tratar de encontrar un equilibrio entre lo material y lo espiritual.

5.-“Ayudar al prójimo”. Practicar la generosidad no solo respecto de las personas que tenemos cerca: familia, amigos, vecinos, sino también con relación a los “otros” que vemos todos los días: porteros, vendedores callejeros, subordinados, camareras, transeúntes, mendigos y personas con discapacidad o en estado de calle. Si nos podemos acercar, mirarlos a los ojos y hablarles como seres humanos, más allá de darles una ayuda material, se sentirán “personas”.

6.-“Perdonar y saber pedir perdón”. Lo que más nos cuesta es pedir perdón. Se considera que para perdonar a alguien que sentimos (o creemos) que nos ha ofendido o agraviado se requiere que se arrepienta y pida perdón en una actitud honesta, pero las ofensas son piedras en una bolsa que cargamos a las espaldas. Si podemos soltar la bolsa y perdonarlas quedaremos liberados de ese peso. Pero también debemos saber pedir perdón a quienes sabemos  se sienten agraviados u ofendidos por algo, aunque creamos no haber dado motivos.

En definitiva, la plenitud en esta etapa de la vida pasa por el crecimiento espiritual.

¡Aprovechemos la oportunidad!

 [1]

Comentarios

  1. Muy Claros cada uno de los puntos, los repasé detenidamente y los encuentro muy alineados a la existencia de una vida plena, muchas gracias por compartirlo.
    Abrazo

    ResponderEliminar
  2. ESTOY AL BORDE DE LOS 80 Y MUCHAS DE LAS COSA QUE LEI LAS ESTOY VIVIENDO LO MAS IMPORTANTE ES HABER PERDONADO A MUCHAS PERSONAS QUE ME HICIERON MUCHO DAÑO ESPERO QUE ME HAYAN PERDONADO MIS HIJOS POR ALGUNAS COSAS QUE HICE MAL Y TAMBIEN AMIS SERES QUERIDOS POR ALGUNA OFENSA DE MI PARTE QUE LOS HAYA HERIDO TRATO POR TODAS LAS MANERAS DE TOMAR LAS COSAS CON OPTIMISMO Y SERENAMENTE ORANDO Y ALABANDO A DIOS PARA SER CADA DIA MEJOR

    ResponderEliminar
  3. Me gusta!!!! coincido en que, si uno tiene la dicha de haber llegado a los 60/70, es la edad ideal para profundizar en la espiritualidad. Ya tenemos el tiempo y las condiciones (soledad, por lo general) para realmente comprendernos mejor, recapacitar sobre los errores o no que hayamos cometido, descubrir las complejidades de la vida y fundamentalmente perderle el miedo a la muerte. Saludos y muchas gracias!!!!

    ResponderEliminar
  4. Es preferible no ofender ni discriminar ni " ningunear" a nadie.
    De ese modo no es necesario pedir perdón ni ser perdonado.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La Providencia