Estambul, en el corazón del Imperio Bizantino (1/3).

 



1.-Ayer a la tarde llegamos a Estambul y hoy es nuestro primer día completo de estadía. Hace frío porque aquí es invierno.

Estamos con Lucía, mi esposa, y mis dos hijas menores, Sofía de 20 y Vicky de 15 años, en un breve viaje de vacaciones en enero 2022, escapando del calor de Buenos Aires.

Nuestro guía llega puntualmente al hotel para hacer un tour privado de medio día por la ciudad antigua.

Se presenta, es turco y se llama “Lemi”. Nos cuenta que es un soltero de 40 años que siguió la carrera universitaria de relaciones internacionales en Estambul, trabaja para la agencia de turismo y estudió español en Salamanca. A diferencia de la mayoría, que usa ropa negra, nuestro guía tiene un pantalón naranja, una campera verde y una mochila amarilla. Es muy simpático y su español es perfecto.

Nos dice que Estambul es la única ciudad del mundo ubicada en dos continentes, con una parte europea y otra asiática, separada por el estrecho del Bósforo, entre el Mar Negro y el Mar de Mármara. En la parte europea, donde estamos, hay una zona moderna al norte y una antigua al sur. Ahora vamos a ir hacia el barrio antiguo que se llama Sultanahmet.

El paisaje es ondulado y el camino sinuoso. Todo en la ciudad es hacia arriba o hacia abajo, en distintos niveles de altura, lo que permite contemplar los perfiles de los edificios, apiñados y con techos de tejas rojas, recordando poblaciones de Italia.

En nuestro recorrido cruzamos por el puente del “Gálata” sobre una entrada del mar que se llama el “Cuerno de Oro”, y que ha servido de puerto natural a la ciudad desde su fundación.



En el trayecto, que se hace largo por el tráfico, nos cuenta Lemi sobre los tres nombres de la ciudad.

Nos dice que Estambul, que hoy tiene más de 20 millones de habitantes y es la ciudad más poblada de Europa, originariamente fue una colonia griega que se llamaba “Bizancio”.

Los romanos tomaron la ciudad y en el año 330 el emperador Constantino refundó la ciudad de Bizancio como la nueva capital del Imperio Romano. La llamó la “Nueva Roma”. Construyó grandes fortificaciones, palacios, templos, acueductos, monumentos y edificios públicos. Después de su muerte, como homenaje, la ciudad cambió de nombre por el del “Constantinopla”.

Durante más de mil años fue la capital del Imperio Bizantino. Cuando la ciudad cayó a manos de los otomanos, éstos mantuvieron el nombre. Recién cuando se funda la república de Turquía, en 1930, se le cambia el nombre por el actual de “Estambul”.

 


2.-Ahora estamos bordeando las murallas de la ciudad antigua. Son altas y hermosas. Nos cuenta Lemi que eran inexpugnables y que en mil años solo cayeron una vez. Fue cuando los Otomanos tomaron Constantinopla en 1453.

No fue fácil para los turcos. Los bizantinos habían puesto cadenas en el estrecho del Bósforo, y los turcos debieron trasladar sus barcos por tierra en un operativo ingenioso. Además de tener un ejército diez veces más grande usaron un arma desconocida para los bizantinos: los cañones de pólvora de fabricación húngara. Recién luego de casi dos meses de asedio pudieron horadar las paredes y entrar a la ciudad.

Una vez tomada la ciudad los otomanos se consideraron continuadores de Roma y al sultán Mehmed II se sintió como un nuevo César.

Agrega que la caída de Constantinopla cambió al mundo, ya que cortó la comunicación entre Oriente y Occidente al interrumpir la ruta de la seda y de las especias entre China, India y Europa. Ello, originó la necesidad de nuevas rutas lo que llevó a que Portugal explorara las costas del África y llegara a la India y a que España descubriera América.

Además, la huída de los griegos hacia Italia, antes de la caída de Constantinopla, provocó un proceso de helenización que fue una de las causas del Renacimiento.

3.-Ahora ya llegamos a destino y bajamos de la camioneta. Estamos frente a una grande y hermosa explanada donde se ven algunos monumentos. Hace frío y por momentos cae una tenue nevada, pero la mañana de sol invita a recorrer.

 



Nos cuenta el guía que estamos pisando al Hipódromo, que no era solo un lugar para carreras de caballos sino que era el centro deportivo, social y político de la ciudad. Las tribunas eran muy altas y podía albergar hasta 100.000 espectadores. La edificación fue destruida por los católicos de la IV Cruzada en 1204, que se desvió hacia la ciudad, la tomó y la dominó por cincuenta años, generando diferencias irreconciliables entre los católicos romanos y los ortodoxos griegos.

En la explanada circular se observan tres monumentos. El primero es un obelisco de Tutmosis III, que fue traído por Teodosio del templo de Luxor, en  Egipto. Tuvo que ser fraccionado, por su tamaño, solo se trajo un tercio y tiene en su base unos alto relieves que representan la vida de ese emperador. 

El segundo monumento es la columna de las tres serpientes, traída del oráculo de Delfos, en Grecia. El tercero es un obelisco construido por Constantino VII. 

Más allá aparece la Fuente Alemana, que fue un regalo de ese país en el año 1900.



Mientras caminamos por el lugar, que tiene mucha paz, Lemi nos cuenta que fue aquí donde nació una rebelión que estuvo por hacerle perder el trono a Justiniano. En la época Bizantina la población estaba dividida en dos bandos irreconciliables, los “verdes” y los “azules”. Los Verdes eran comerciantes y profesaban el monofisismo (que Jesus solo tenía naturaleza divina y no humana). Los Azules eran terratenientes o aristócratas y practicaban el cristianismo oficial. Justiniano apoyaba a estos últimos.

En un momento de altos impuestos, una reunión de los ciudadanos en el hipódromo dio lugar a una rebelión al grito de “Nika” (venceremos). Los dos grupos querían destituir al emperador Justiniano, nombraron a otro e incendiaron el palacio real y sus adyacencias. El emperador se sintió perdido y pensaba huir. Lo salvó su esposa, Teodora con la famosa frase "la púrpura es una excelente mortaja".

-Eso que quiere decir, pregunta Vicky.

-Eso significa que es mejor morir luchando para defender y conservar el trono de emperador (cuyo color era el púrpura), que huir y vivir toda la vida como un cobarde exiliado, contesta Lemi.

Fue así que Justiniano reaccionó, negoció con los azules y reprimió a los verdes que estaban en el hipódromo desarmados. Así pudo retener el poder.

-Vieron que las mujeres siempre somos más fuertes que los hombres, comenta Sofia.

-Sí y Teodora es una de las primeras feministas porque hizo sancionar muchas leyes de protección de la mujer, agrega Lucía mi esposa

Muy cerca vemos la entrada a la “Cisterna Basílica”, que era un enorme depósito de agua para abastecer a la ciudad en caso de que fuera sitiada y hoy es museo. No se puede visitar porque está en reparación pero nos cuenta Lemi que es una hermosa y enorme construcción subterránea: mide 140 por 70 metros, tiene 336 columnas y dos de ellas talladas con la figura de la medusa.


-Me parece que allí se filmó el final de la película
“Inferno”, basada en la obra de Dan Brown y protagonizada por Tom Hanks, dice Sofia que es una experta en cine.

-Sí, y también una escena de la película de James Bond “De Rusia con amor”, agrega el guía.

Nos quedamos con las ganas de entrar.

4.-Ahora seguimos caminando y muy cerca, nos encontramos con lo que veníamos buscando:

 -He aquí la catedral de Santa Sofía, nos dice el guía.

-Aquí no hubo ninguna  Sofía que fuera santa, afirma Vicky enfáticamente.

-Sí existió, replica Sofía enojada.

-Bueno, en realidad la iglesia no se hizo en honor de ninguna persona sino para celebrar a la sabiduría divina de Dios. Por eso su verdadero nombre es “Divina Sabiduría” (“Hagia Sofía”). Eso no quita que Uds. en el santoral cristiano tengan muchas “Santa Sofía”, terció el guía.

Mis hijas se miran con recelo. Luego nos quedamos un rato en silencio mirando la catedral.

La visión es hermosa. Nos cuenta Lami que exteriormente está como era el original, cuando fue reconstruída por Justiniano en el año 537, salvo la adición de cuatro minaretes por los islamistas. Tiene hermosas y múltiples cúpulas, arcos, ventanas y paredes de piedra y de ladrillo vista, siguiendo el estilo Bizantino.

Los otomanos, al tomar la ciudad, respetaron el edificio y no lo saquearon, pero lo convirtieron en mezquita. Le pusieron los minaretes y taparon con pintura las imágenes, ya que ellos se oponen a los íconos. Alfombraron todo el piso, para los rezos, pero dejaron al descubierto el lugar donde juraban los emperadores bizantinos, también por respeto. Cuando Atatürk llega al poder, en el año 1935, la convierte en museo como un signo de laicismo y ecumenismo. Ahí se comienzan a recuperar los íconos Bizantinos. Recientemente, en el año 2020, volvió a ser una mezquita pero algunos íconos siguen al descubierto y otros solo se taparon con telas.


Ahora entramos. Debemos sacarnos los zapatos y dejarlos en unos cajoncitos dentro del templo. Atravesamos la Puerta del Emperador, que es grandiosa. 

Adentro, lo más impresionante es el tamaño del templo, las galerías superiores y la cúpula esférica de más de treinta metros, apoyada en enormes arcos, que parece flotando en el aire. En la parte inferior hay hermosas columnas que sostienen la galería. Las paredes están decoradas con mosaicos de oro, plata, cristales y demás materiales nobles.

Nos cuenta Lemi que como Justiniano exigió que se hiciera en cinco años, los arquitectos trajeron columnas de templos de las diversas provincias del imperio y los obreros trabajaban noche y día. La cúpula se cayó 21 años después y hubo que hacerla de nuevo. La nueva cúpula tiene un diámetro distinto y algo desigual pero se mantiene erguida hasta la fecha a pesar de los terremotos y los mil quinientos años.



Algunos íconos cristianos están al descubierto, como los del “Cristo Pantocrator” (todopoderoso) y "La Virgen y el Niño" de la entrada y el rostro de un querubín en uno de los cuatro lados. Son pinturas y mosaicos posteriores al año 843 cuando terminó la rebelión de los iconoclastas, que destruyeron todas las estatuas e imágenes existentes entonces.



Los otomanos le pusieron hermosas y enormes arañas para iluminar sus rezos nocturnos, el primero antes de la salida del sol y el quinto luego del ocaso, además de un palco privado para el sultán y grandes medallones dorados que evocan a Alá, a Mahoma y a los primeros califas.





Ahora salimos y volemos a mirarla. No nos cansa.



Seguimos nuestro camino por el hermoso barrio histórico de Sultanahmet, que rodea a los monumentos, caminando por hermosas callecitas donde hay lindas casas, flores, restaurantes y edificios. 



5.-Estamos volviendo al hotel. En la camioneta Sofia y Vicky se ponen a discutir acaloradamente sobre quiénes son los principales “influencers” en Argentina.

Lemi las escucha un rato y luego las interrumpe y les dice que están en una típica “discusión bizantina” y aprovecha para contarnos  que eran típicas en Constantinopla las discusiones largas y apasionadas entre teólogos y estudiosos sobre cuestiones sin ninguna utilidad práctica, siendo la más famosa la relativa al sexo de los ángeles.

Aprovechamos que el viaje se demora para pedirle a Lami que nos cuente tres cosas que poca gente sabe del Imperio Bizantino y nos dice:

Primero, que el imperio empezó como romano y terminó como griego ya que en el siglo VII el emperador Heraclio I adoptó el griego como lengua oficial.

Segundo, que si bien hubo siempre diferencias entre la iglesia católica romana y la ortodoxa bizantina, formalmente las iglesias se separaron en 1054 por no estar de acuerdo con una palabra “Filioque”, ya que los católicos sostenían que el Espíritu Santo provenía también del Hijo y los ortodoxos no.

Tercero, que cuando cayó Constantinopla en 1453 muy poco quedaba del imperio bizantino ya que había ido perdido la mayoría de sus territorios, los últimos como resultado de la batalla de Miriocéfalo frente a los turcos Selyúcidas en el año 1176.

Mientras bajamos del vehículo, nosotros agregamos una cosa más: el imperio bizantino dejó un legado universal en materia jurídica, con el Código de Justiniano, que recopiló todo el derecho romano e influyó sobre el derecho contemporáneo.

Lemi sonríe, asiente y nos dice “hasta mañana”.




P.D.: Podés seguir otros episodios de este viaje y las crónicas de otros viajes en este mismo blog. Muchas gracias. 

 

 

Comentarios

  1. Que bello es Estambul. En cada visita descubrimos algo nuevo y sorprendente. Disfruten de ese maravilloso país!

    ResponderEliminar
  2. Bellisimo; gracias por tanta historia; que disfrutes en cia de tu FLIA!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que hermoso ,es Todo, que hermoso muy bello mirando me alegra ,y aca mucha calor ,y ai frio ,felicitaciones Familia ,y a difrutar no ,discutir no están Argentina,un fuerte Abrazo

      Eliminar
  3. Increíble conocer e informarse acerca de otras culturas súper interesante gracias Doc

    ResponderEliminar
  4. Grande Lucia y Eduardo. Disfruten el viaje que se lo merecen. Como recuerdo tengo que en aquél viaje a la Universidad de San Pablo Ceu, la que ahora me entero es Sofía estaba en la panza de Lucía..... que recuerdos no. Aprovechen el frío que aquí ya extrañamos. Un abrazo virtual.

    ResponderEliminar
  5. Hermoso relato Eduardo!!! Felices vacaciones!

    ResponderEliminar
  6. Un hermoso viaje virtual, gracias por compartirlo. Esperamos la segunda parte.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La Providencia