Dubai, mundo árabe, desierto y despedida (3/3)

 




Estamos en nuestro tercer y último día completo en Dubai. Hoy tenemos contratada una excursión que nos mostrará la ciudad vieja y el mundialmente famoso mercado del oro. A la tarde-noche hay otra que nos llevará a conocer el desierto.

Lamentablemente está lloviendo y el pronóstico indica que seguirá la lluvia todo el día. Tenemos miedo que nos suspendan la ida al desierto, que incluye una cena y un show al aire libre.

Nos busca la misma combi de ayer. Es el mismo grupo pero el guía de hoy es otro, también es egipcio y se llama de nombre Osman.

-"Salam aleikum", nos dice Osman luego de presentarse.

Nadie entiende nada. Osman nos cuenta que significa "la paz sea contigo" en árabe y que debe contestarse con la expresión "aleikum as salam" que significa y "la paz esta sobre vos".

Sentimos que nuestra introducción al mundo árabe ya empezó.

Nos cuenta Osman que el árabe es un idioma originario de Yemen, el primer pueblo que habitó en la península arábiga, y que luego se extendió por muchos países. Que hay que distinguir el idioma árabe de la religión islámica, que que hay muchos países islámicos que no son árabes, como Turquía, que son turcos, o Irán, que son persas.

Agrega que tampoco es lo mismo lo árabe que lo musulmán ya que en la primera cultura la mujer baila semidesnuda mientras que en la religión debe tener el cuerpo tapado con ropa que no sea transparente ni marque su cuerpo. Una forma de saber rápidamente si alguien es musulman es la siguiente: si es mujer, porque se tapa la cara. Si es hombre, porque tiene una marca marrón en la frente, la que se hace al rezar con la cabeza pegada al suelo.

Nos dice que nos dirigimos hacia el barrio histórico de Dubai que se llama "Al Fahidi".

Mientras viajamos pasamos por un estadio de fútbol  y nos cuenta el guía que es el del club "Al-Fujairá" donde fue entrenador Diego Maradona durante su estancia en el Emirato.

Mas adelante vemos una Fortaleza, y nos cuenta Osmán que fue construída en el año 1800 y hoy es un museo histórico.

2.-Después de un rato largo llegamos al barrio histórico. Por suerte llueve muy poco ahora.

Bajamos y lo primero que vemos es la "Casa Beduina", que es una reproducción con material original del hábitat en el desierto. Nos llama la atención que hay una persona adentro disfrazada de tal.

Nos cuenta Osman que hay cuatro animales que eran fundamentales para su supervivencia:

-El halcón, porque lo ayuda a cazar y el camello, porque le sirve para la carga, con el pelo se hacen alfombras y con su carne se puede alimentar. Agrega que el camello bebe una sola vez por mes y puede tomar hasta 18 litros. Además, la leche de camella es energética.

-Si, contesto yo muy interesado, ya nos dijeron en Abu Dabi de sus  poderes.

-Otro animal clave es la gacela, ya que es como un GPS para encontrar agua en el desierto y, finalmente, el caballo porque le sirve de defensa para escapar de un ataque y porque se utiliza su cuero. Nos  aclara que los árabes no comen su carne.

Ahora entramos por unas lindas callecitas del barrio. Nos sorprende que la mayoría presenta unas raras torres rectangulares.


-Están construídas de manera tal que siempre entra y sale el aire por las mismas, manteniendo fresca la casa, nos dice el guía.
Luego vemos una plazoleta con una embarcación primitiva.



Nos cuenta Osmán, que los primeros habitantes vinieron del desierto y se fueron haciendo pescadores. Que pescaban peces y, sobre todo, perlas que sacaban de ostras capturadas en el Golfo Pérsico, que es como una laguna grande, de poca profundidad y sin oleaje.
Usaban estos barcos, como el que estamos mirando, que llevaban hasta cuarenta pescadores. Se sumergían sin equipo tapándose la nariz con un hueso, una canasta colgando, atados por la cintura a una piedra de plomo para sumergirse 10 metros, y una soga atada a los pies para ser jalados luego de la captura.
-¡Pobrecitos!, dice Vicky
-¿Les pagaban bien?, pregunta Sofía
-Para nada, contesta Osmán. Morían jóvenes como consecuencia de la falta de oxígeno y de insuficiencias renales derivadas de la exposición a la sal. Esta industria terminó cuando en 1930 los japoneses descubren la técnica de las perlas cultivadas, agrega.
-Menos mal. Con razón nunca me gustaron las perlas, dice Lucía.

Ahora estamos pasando por otra construcción histórica. La "Casa de Palmeras".




Nos cuenta Osmán que la palmera de dátiles significaba casa y comida para el árabe antiguo: con su tronco hacia columnas y con las ramas hacía las paredes de la casa. A los dátiles los utilizaba para comer, aprovechaba el hueso y sembraba los brotes en una jarra donde necesitan poca agua. 

Ahora vamos a entrar a visitar una típica casa árabe. Desde cada puerta de calle no puede verse la casa de enfrente ya que ninguna puerta está enfrentada para cuidad la privacidad. La vida del árabe es de puertas adentro. Tampoco desde afuera se puede ver el interior, pero sí a la inversa.
Nos sorprende que dentro de la puerta, que es grande, hay una puerta chiquita. Nos dice Osmán que la grande es para los animales y la chiquita para las personas. Que al tener que entrar agachadas era un signo de respeto y, además, le daban tiempo a las mujeres de la casa a ponerse las túnicas.
Adentro la casa es hermosa. Hay una pequeña habitación a la izquierda para lavarse, luego se accede a un gran patio con columnas donde vive la familia y al que dan las diversas habitaciones.


Al llegar nos ofrecen café, siguiendo una tradición oriental que se repite no solo en las casas sino también cuando uno visita un negocio. Es de buena educación aceptarlo, aunque no se tenga ganas.
Nos cuenta Osman que el jefe de la familia es siempre el varón de mayor edad y que vivían los abuelos, con los hijos y cada uno con sus mujeres y niños. 
Agrega que el saludo árabe consiste en tocar nariz con nariz y hacer con la boca el sonido de un beso.
-Qué aburrido, dice Sofía.
-Pero debe ser menos contagioso, comenta Vicky.

3.-Seguimos caminando, dejamos atrás el barrio histórico y llegamos a un canal de agua.
Nos cuenta Osmán que es un brazo natural del mar que entra en la ciudad y que vamos a cruzar al otro lado en un bote para visitar el mercado del oro.
Hay viento y está frío, pero no hay remedio. Allá vamos.



A pesar del clima el cruce es muy lindo y muy colorido, con gran diversidad de embarcaciones y personas que vienen y van.
Del otro lado, hay varias calles cubiertas y entrecruzadas en diversas direcciones.
Nos dice Osman que en una está el mercado del oro y en la otra el mercado de las especias. Nos da un tiempo libre para visitarlas.


Nos vamos para el mercado del oro, que nos contaron que es único en el mundo. 
Hay todo tipo de negocios y joyas. Todo es muy lindo y el oro es genuino, según nos informó Osman.
Luego contemplamos un rato el anillo de oro más grande del mundo en una vidriera.



-No te olvides que hoy es el cumpleaños de Mamá, dice Vicky.
-Quedarías muy bien, dice Sofía.
-Chicas, seamos realistas.
Vamos a otra tienda y le compro un regalo algo más económico.

A la salida nos recoge el bus y nos lleva a almorzar. Charlamos animadamente con un grupo que ya conocemos. Después nos llevan al hotel para un rato de descanso antes de la aventura del desierto. 
El tiempo mejoró y se confirma la excursión. ¡Viva!

4.-Ahora nos pasa a buscar una camioneta cuatro por cuatro con un chofer hindú y seis asientos.
Pasamos a buscar a una pareja que se ubican en los dos asientos del fondo.
Dejamos la ciudad para un viaje de una hora hasta la primer parada en el desierto.
Después de un rato hay un espectáculo insólito: camellos en un campo alambrado como si fueran vacas.



Nos cuenta el guía, que habla bien en español, que los camellos en Asia tienen una sola joroba y en África tienen dos.
-Si, nosotros a los de aquí les decimos dromedarios, dice Vicky.
Después de un largo rato llegamos a un parador en medio del desierto.
Es un lugar para ir al baño, tomar algo, comprar alguna cosa y, principalmente, ver cómo andan en cuatriciclos por el desierto.
Al estar la arena mojada, porque llovió durante la mañana, el espectáculo es muy colorido.


Después de un rato, volvemos a subir a la camioneta 4x4.
Ahora empieza la aventura de saltar entre los médanos.
Las dunas son enormes y cada camioneta va por donde quiere. Hay subidas y bajadas divertidas. Por suerte en ningún momento sentimos miedo de darnos vuelta. Es una diversión calibrada. Pienso en la pareja de adultos mayores que está en la parte trasera de la camioneta y me da pena todo lo que deben estar agitándose.



Luego de andar unos veinte minutos paramos en medio del desierto a ver el paisaje. Se hermoso y mágico. Hay una sensación de inmensidad en medio de la nada.
En el fondo se ven unas montañas azules.
Sofía esta encantada y aprovecha para filmar un reel que subirá a su página de instagram "por.continentes".


Nos sacamos fotos en distintas posiciones y el guía nos fotografía a los cuatro saltando en el aire.
Después de un rato volvemos a subir al rodado y vamos hacia el campamento.
Es una gran explanada, toda cercada. Afuera hay un lugar para salir a andar en camello.




Como ya hicimos la experiencia en Egipto y, además, Vicky se opone al sufrimiento animal, no damos el paseo.
Entramos y nos sirven un trago de bienvenida. Hay choclos y golosinas incluídas.
Va cayendo la noche.
En el medio del campamento hay un escenario iluminado con antorchas.
A su alrededor distintos puestos: uno de tatuajes de henna, que solo duran un tiempo. Las chicas se los hacen.
Hay otros puestos de venta de ropas árabes, de artesanías y un lindo y colorido bar.
También lugares para sentarse y cenar bajo techo en mesas compartidas.
En cierto momento comienza un show de lanzallamas y tragafuegos. Es impresionante.


Luego, cuando estaba comenzando un baile de la danza del vientre, empieza a llover copiosamente y se suspende.
Por suerte, estamos bajo techo y tomamos la cena que consiste en varios platos y lo principal es carne de cordero. Por suerte se puede tomar alcohol.
En medio de la cena suena el "Happy Birtdhay"y todos los presentes, que son unas cien personas, le cantan el feliz cumpleaños a Lucía, a la que traen una torta y apaga velitas. ¡Mejor imposible!
Durante la cena nos sentamos al lado de la pareja que vino con nosotros en la camioneta. Son un matrimonio de franceses que viven en Luxemburgo. Ella, Mary, es una profesora de idiomas jubilada. El, Philippe, es un experto en finanzas bancarias ya jubilado. Hablamos en inglés y nos entendemos bastante. Son muy simpáticos y comunicativos.
En un momento Philippe me cuenta que al año de jubilarse tuvo una enorme depresión que le afectó la salud y hubo que internarlo.
Le cuento que estoy estudiando la longevidad y los perjudiciales efectos del retiro laboral cuando no sea asume otra actividad.
Me dice que donde estuvo internado le dieron tres hobbies para mantener el interés por la vida a una edad madura: escribir, carpintería y arte. 
¡Muy interesante!
Volvemos al hotel cansados y contentos.

5.-Ahora es de mañana, muy temprano, y estamos yendo a tomar el avión de regreso.
Estamos sintiendo la despedida. El hecho de contemplar la ciudad, las autopistas y los rascacielos por última vez -al menos en este viaje- nos hace reflexionar.

La ciudad presenta todos los contrastes posibles: pasado y futuro, antigüedad y progreso, tradición y modernidad.

Hay una sensación de que casi todo es artificial, como si fuera Disney o Las Vegas. El mismo mar está domesticado con islas artificiales, puentes, canales y playas. También la ausencia de democracia y de derechos humanos es muy negativa.

Pero, al mismo tiempo, se percibe un enorme respeto por las tradiciones y los orígenes, mucha obra pública en beneficio general y, sobre todo, una enorme fe en el futuro. Eso es admirable.

Poco antes de llegar al aeropuerto vemos en medio del corazón de los edificios futuristas a una tradicional mezquita. 

No puede haber imagen que mejor resuma lo que es Dubai desde lo cultural.

Con esa visión nos despedimos. ¡Hasta la próxima aventura!





P.D.: Podés seguir otros episodios de este viaje y las crónicas de otros viajes en este mismo blog. Muchas gracias. 


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