Del "Valle de la Luna" a las "Ruinas de Quilmes" (2/6)



1.-El Valle de la Luna.
Amanecemos en el Hotel del Chiflón, y volvemos hacia el oeste por la Ruta 150 unos cuarenta kms. hasta el "Parque Natural Provincial Ischigualasto", conocido como "Valle de la Luna".
Al llegar nos llama la atención que en el estacionamiento hay zorros, que buscan comida de los turistas. Se acercan como mascotas. Son muy lindos.
Bajamos y averiguamos que está todo muy organizado. Hay una base, donde está el mirador del Valle y las demás instalaciones. Luego se sale, a ciertas horas, en caravana de autos, con un guía adelante, a recorrer los 42 kms. del "Circuito Tradicional" y a parar en cinco estaciones de especial interés, lo que demora unas tres horas.
También se organizan otros recorridos: excursiones en bicicleta, caminatas con Luna Llena y al Río Salado, el ascenso al Cerro Morado o la Ruta del Arriero
El emblema del parque son los dinosaurios, y se ven esculturas por todas partes.



Mientras esperamos el horario para la salida vamos al mirador, donde se divisa todo el Valle y los turistas se sacan fotos.


Luego visitamos el Museo que nos muestra, en un interesante recorrido, la evolución geológica y biológica de la zona y el resultado de las investigaciones. Es muy ameno y llevadero. Nos cuentan que los dinosaurios que vivían en esta zona eran más pequeños que los patagónicos por ser mucho más antiguos. Unos del Triásico y otros del Jurásico. Aquí se ponen a discutir Dicky y Carlos sobre cuál de los dos períodos es anterior. Compro un libro en el Museo y los dos tienen razón según se mire desde el pasado o desde el presente.





Después, llegada la hora, subimos a los autos y empezamos la recorrida. El guía se llama Andrés y nos va explicando, en las estaciones, que se trata de una zona con grandes riquezas arqueológicas y paisajistas, que estamos en una depresión formada durante el período triásico en la Pangea (cuando todos los continentes estaban unidos) y que lo más antiguo está al oeste. 


Vemos las diversas "geoformas" bautizadas según la imaginación popular. "La esfinge", "El hongo", "El submarino", "La cancha de bochas" (que son piedras redondas formadas alrededor de un resto biológico), etc. En las pasarelas conocemos a un periodista sanjuanino, muy simpático, que está paseando con sus nietos aprovechando el feriado del Día del Maestro. Charlamos, intercambiamos contactos y luego lo veremos en Buenos Aires.


La cuarta parada es el museo, donde hay una charla y demostración de cómo se hace el trabajo arqueológico de campo sobre fósiles verdaderos. 
Aquí está narrada la historia de William Sill, un paleontólogo norteamericano que promovió la investigación en Ischigualasto, se casó con una sanjuanina y se radicó en el país. Durante la dictadura ayudó a escapara a algunos de sus estudiantes y, por eso, debió irse al exilio. Luego volvió para lograr que en el año 2000 se declarara al Parque como "Patrimonio Natural de la Humanidad" por la UNESCO. ¡Conmovedor!


El último tramo se hace sin paradas y se entra a un cañón entre hermosas montañas coloradas que se llama "Valle pintado".



2.-Pasando por Villa Unión y Chilecito, en La Rioja

Dejamos atrás el Valle de la Luna y subimos por la Ruta 46 hasta Villa Unión, en La Rioja, donde volvemos a encontrar la Ruta 40. Paramos en una estación de servicio y comemos un sandwich. Entramos a un negocio que venden souvenirs de la Ruta 40 y Dicky se compra una remera. Nos cuentan que muy cerca de aquí hay un mirador a cuyo pie está la estatua de Felipe Varela, caudillo de la zona que se levantó contra los unitarios luego de la Batalla de Pavón y es venerado por los federales. No tenemos tiempo para ir pero nos lleva a una reflexión sobre cuanta historia tiene el NOA sobre nativos, españoles y criollos.
Seguimos por la 40 hacia el oeste y subimos por la Cuesta de Miranda en un camino muy lindo. 
Pasamos Nonogasta y, llegando a Chilecito, nos demora una carrera de ciclistas.


Ahora llegamos a Chilecito y vamos hacia su máxima atracción: el Cablecarril de la mina "La Mexicana". Una obra de ingeniería única en el mundo que trasladaba oro, plata y cobre desde Famatina, a 4.400 mts. de altura,  hasta la estación de tren de Chilecito en un recorrido de 35 kms. en línea recta, con 260 torres. Fue inaugurado en 1905 y estuvo activo 22 años. Hoy los esqueletos metálicos son impresionantes y visitamos la Estación nro.1.


En lo personal el lugar me resulta muy emocionante porque estuve aquí hace cincuenta años, en un recorrido como mochilero con mi malogrado amigo y compañero de colegio Jorge Gallardo.

3.-En Belén, Catamarca, la "Capital de Poncho".

Seguimos por la ruta 40 hacia el norte y nos acercamos al borde de la impresionante montaña de Famatina. Luego entramos a una ancha llanura, rodeada de montañas a lo lejos, son los famosos "llanos riojanos".
Se va haciendo de noche y vamos pasando pueblos, todos a la orilla del río. Primero por Londres, una de los más antiguos del país, aunque fue destruído varias veces, y al final Belén.
Nuestro hotel está pasando el pueblo en "La Ciénaga" y, en un retén, la policía nos advierte que tengamos cuidado porque allí hubo una fiesta y bajan todos borrachos. Por suerte no hubo incidentes.

Por fín llegamos al "Hotel de Campo - Restaurante, Oeste Paraíso", a un costado de la ruta.
Cenamos y vamos a dormir muy cansados.
Al otro día, en el desayuno conversamos con una pareja mendocina de docentes jubilados. Muy agradables.
Salimos a recorrer el hotel y es muy acogedor. Además de habitaciones y restaurante fabrican y venden artesanías regionales. También se trata de una empresa familiar controlada por la madre donde la hija hace el marketing digital y cocina y el hijo atiende las mesas de restaurante.


Nos vamos para Belén a dar una vuelta. Pasamos por la Iglesia que tiene curiosidad en los altares, además de estatuas, fotos de santos. En la estación de servicio vemos una máquina de agua caliente para el mate. Funciona con monedas de un peso. Si no tenés, te la venden pero a 200 pesos. ¡Muy gracioso!
Luego preguntamos para comprar artesanías y nos mandan a un negocio que se llama “Rua Chaky”(hecho a mano en quechua). Es un negocio familiar de Ramon Baigorria, quinta generación de tejedores quien nos muestra la técnica del tejido de hilo en un telar especial.
Nos cuenta que han ganado muchos premios, que estuvieron en los festejos del Bicentenario y que hicieron un poncho para Lisandro Martinez,  jugador de la selección, que se viralizó. 
Carlos, que está haciendo en este viaje un curso para transformarse en "gaucho", se compra un poncho y otro para Ana, su esposa.



Salimos de Belén y, luego de parar en un kiosco, me desoriento y sigo por otro camino. El paisaje es muy lindo pero el camino se va angostando.



Después de casi una hora llegamos a Corral Quemado y nos damos cuenta que nos perdimos.
Sin embargo, hicimos la famosa "Ruta de los telares" y estamos en el pueblo que es la capital nacional del "Pullo", que es como una colcha tejida. Hay un monumento impresionante en la plaza en homenaje a las tejedoras.



En casi una hora más volvemos hacia la ruta 40 en un silencio sepulcral ante el enojo de Dicky y Carlos por mi equivocación. "Errar es humano", pienso.

4.-En la "Antigua Ciudad de Quilmes", Tucumán.

Seguimos viaje por la Ruta 40, avanzando en los Valles Calchaquíes, y paramos en Santa María a cargar nafta y comprar helados. Seguimos y hay otra competencia de ciclistas por la ruta.
Por fín llegamos a la "Antigua Ciudad de Quilmes", que está ubicada en un extremo de Tucumán, entre Catamarca y Salta.
En la puerta vemos un campamento de personas originarias y al avanzar vemos que la administración está en manos de una de esas comunidades. Nos parece lógico.



Adentro hay un guía, que se llama Juan, y nos hace una explicación sobre el lugar. Ellos la denominan "Ciudad Sagrada de Quilmes". Nos cuenta que solo está a la vista el 15% de lo que era la ciudad, que las primeras construcciones pertenecen a viviendas comunitarias familiares y que a medida que se sube por la ladera de la montaña estaban los edificios públicos y las viviendas de los caciques. Agrega que las paredes parecen bajas porque las viviendas eran semisubterráneas. A los costados había huertas y acueductos. En su mejor momento vivían unas 6.000 personas.


Luego nos cuenta sobre las famosas "Guerras Calchaquíes", donde los nativos, llamados Diaguitas o Calchaquíes, y divididos en varios pueblos, como el de los Quilmes, resistieron la conquista española durante 130 años, de 1534 a 1665. Fueron cuatro guerras con intermedios donde los conquistadores pactaban con algunos jefes y sometían a los nativos a la "encomienda" en condiciones deplorables que generaban nuevas insurrecciones.
Mientras conversamos vamos paseando por las ruinas y vemos simpáticas llamas, las reinas del lugar.



Agrega Juan que el final tuvo lugar cuando la ciudad fue sitiada y envenenadas las aguas, lo que obligó a los nativos a rendirse después de mucha lucha y resistencia. Luego los sobrevivientes fueron castigados con un desarraigo llevándolos a pie por 1.200 kms. hasta un lugar cercano a Buenos Aires, donde hoy se asienta la ciudad de Quilmes. En el viaje muchos se suicidaron o murieron por no resistir.
Es una historia terrible que nos conmueve cada vez que la escuchamos, sobre todo de labios de un descendiente.
Admiramos las ruinas, que son hermosas e impresionantes.






Al salir queremos pasar por el Museo pero hoy está cerrado. Una pena.




Ahora dejamos Quilmes y vamos a nuestro próximo destino, la Ciudad de Cafayate, pero esa será otra historia.

Nota: Podés encontrar los otros relatos del mismo viaje, otros viajes, cuentos, reflexiones y crónicas en este mismo blog




























 

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