Visitando Cafayate, en Salta (3/6)

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1.-Llegada a Cafayate.

Ahora estamos yendo a Cafayate y, antes de llegar a la ciudad, ya vemos viñedos por todas partes.

Es la tardecita y antes de ir al hotel nos vamos un rato a la plaza principal, visitamos la Iglesia y tomamos una cerveza. En la Dirección de Turismo, que esta abierta, nos informan sobre algunos paseos posibles.

Luego nos vamos al hotel a instalarnos. Es el “Calafate Wine Resort”, un hotel boutique, construido en el 2005 con arquitectura colonial en medio de un gran viñedo y con detalles de mucha calidad. Esta a 3 kms. de la Plaza Principal, junto a un cerro con una linda vista del valle. Estamos contentos porque aquí pasaremos dos noches, como una excepción en nuestro vertiginoso viaje



Descansamos un rato y a la noche nos vamos a cenar al centro. Hoy es lunes y no hay peñas pero en varios restaurantes tocan música en vivo.

Vamos a uno frente a la plaza donde degustamos ricas empanadas, un chivito a la parrilla y de postre queso de cabra con dulce de cayote. Todo acompañado con un vino torrontés seco y escuchando a un guitarrista con un repertorio completo. ¿Qué más se puede pedir?.


Algo más, porque justo nos encontramos con los docentes mendocinos del día anterior y charlamos un rato. Es un encuentro muy agradable.



El amanecer al día siguiente fue hermoso y desde la ventana del hotel veíamos las viñas iluminadas.


2.-Pinturas rupestres en Desaguadero.

Después de desayunar nos vamos a un lugar llamado "Desaguadero", cerca del Hotel, que pertenece a una comunidad Diaguita-Calchaquí, que custodia unas pinturas rupestres hechas por sus antepasados, lo que consideran un sitio sagrado. 

Nos guía Teresita, de 57 años, en un paseo ascendente por la ladera del cerro entre diversos puntos de interés, como “morteros estelares”, que replican al cielo, cuevas y “apachetas", que son piedras encimadas como ofrendas.

Llegamos a una segunda cueva que es la de "El calendario lunar” y nos explica su significado. 

Agrega que en el lugar viven 20 familias originarias. 

Al despedirnos nos dice que, para ellos, los españoles cortaron el árbol en las Guerras Querandíes pero quedaron las raíces, que son ellos, y deben cuidar el lugar sagrado de lo que deberán rendir cuentas en la otra vida. 

¡Nos conmueve, emociona y compromete! 

3.-La Quebrada de las Conchas.

Ahora dejamos por un rato Cafayate y nos vamos, en dirección al noroeste, por la Ruta 68 que llega hasta Salta capital, hacia la Quebrada de las Conchas.

Es un lindo camino entre montañas y volvemos a ver muchos ciclistas y autos acompañándolos. Nos llaman la atención y preguntamos: son promesantes que están yendo a los festejos de la "Virgen del Milagro" que se hacen el 15 de septiembre en la Catedral de Salta. Hoy es 12 y tienen todavía casi tres días de marcha. La fe nos impacta.

Seguimos viaje y entramos en la Quebrada que es un cañón colorado donde empiezan a verse algunas geoformas como "el sapo" y "el obelisco" y donde hay cavernas muy interesantes para parar y visitar.

Primero paramos en "El anfiteatro" y es hermoso. El lugar esta atendido por otra comunidad diaguita y nos cuentan que las rocas son formaciones hechas por el agua que fue presionando y deslizándose durante miles de años. Vamos hasta el fondo y tomamos fotos. Se siente la presencia de la naturaleza.


Mas tarde bajamos a otra caverna, "La garganta del diablo". Esta es distinta porque es muy profunda y se va subiendo a medida que se avanza.

Hay un plano inclinado al que pocos se animas. Dicky junta fuerzas y lo sube. A su lado un señor Cordobés de 78 años también lo hace. Lo acompaña su familia y es un maratonista. Conversamos un rato. Es un ejemplo de "longevidad activa".

Al salir vemos los típicos puestos de los nativos vendiendo comida y artesanías. Tenemos hambre y compramos unas empanadas para el viaje de vuelta a Cafayate. Están muy buenas!


4.-Bodega "El Esteco".

A la vuelta de la quebrada vamos a visitar la bodega El Esteco que, nos cuentan, es la más importante de Cafayate. El emplazamiento es muy lindo y tiene un estilo colonial muy lujoso.

Entramos para visitar el museo pero la visita implica estar casi una hora de pie y no hay silla de ruedas para Dicky, que por su accidente de moto tiene dificultades para caminar.

Nos decepcionamos y nos quejamos por la falta de previsión. El turismo debe adaptarse a las personas con problemas de movilidad.

En fín, nos consolamos visitando el lugar, que es muy lindo y donde se exhiben antiguas maquinarias e instrumentos para procesar las uvas y fabricar el vino.



También hay un pizarrón donde se muestran todos los pasos del proceso de fabricación del vino, lo que Carlos aprecia ya que tiene idea de producirlo en su nuevo rancho.

Luego nos vamos al restaurante, que está en un jardín y donde la atención es muy buena.



Esa tarde descansamos en el hotel, vimos el partido de Argentina por televisión y fuimos a cenar al centro terminando una visita encantadora a Cafayate.


Nota: Podés encontrar los otros relatos del mismo viaje, otros viajes, cuentos, reflexiones y crónicas en este mismo blog



































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