De Cachi al "Tren de las nubes" (4/6)

 


1.-Preparando un viaje por las alturas.

Nos levantamos en Cafayate y nos preparamos para el viaje de hoy donde, por primera vez, vamos a estar expuestos a altitudes superiores a los 2.500 mts. donde se sufre el "apunamiento": falta de aire, palpitaciones, mareos, descompensaciones, etc. Además hay autos que dejan de funcionar o funcionan en forma irregular por la escaséz de aire. Suponemos que el nuestro no se apunará por ser nuevo.

Cumplimos los consejos del lugar: tomamos una pastilla de ajo por día, que compramos en la farmacia, y llevamos un poco de hojas de coca para masticar, hacer un bulto y dejar alojadas en un cachete de la boca. Son de venta libre y las compramos anoche en Cafayate.

Tengo cierto temor porque vamos a subir hasta los 4.895 mts. del "Abra de Acay", y hay que ver cómo nos afecta, a nosotros y al rodado, el "sorocho" o mal de altura. 

En fin, confío en mi ángel de la guarda.


2.-Viajando de Cafayate a Cachi, en Salta.

Nos demoramos cargando nafta en el Automovil Club, donde hay una larga fila, y nos dicen que es por el turismo originado en la festividad de la Virgen de los Milagros, en la Catedral de Salta.

Al rato salimos por la Ruta 40 hacia el norte buscando llegar a Cachi. Vamos bordeando al río Calchaquí.

En el camino, empiezan a aparecer algunas iglesias históricas como la de San Carlos de Borromeo. 

Luego el camino se vuelve de ripio y vemos la iglesia de La Merced.


Vemos muchas casas caídas o abandonadas, y nos llama la atención, al igual que la enorme cantidad de perros sueltos por las calles y un cartel de "turismo campesino", que invita a alojarse en casas de nativos y trabajar la tierra con ellos.

Después de un rato vamos bordeando una hermosa quebrada y paramos en una vista panorámica. Es la Quebrada de las Flechas, y conversamos con un matrimonio uruguayo haciendo turismo.

Varias horas después llegamos a Cachi, un encantador pueblo de Salta famoso porque dice la leyenda que aquí el tiempo esta detenido. Al entrar, pasamos por la Hostería del Automóvil Club Argentino, que fuera pionera del turismo en esta zona y en todo el Noroeste. Valga nuestro reconocimiento. 

Damos una vuelta por su plaza principal donde se destacan los arcos de la galería del Museo Arqueológico, los cafés y los restaurantes. Hay puestos de vendedores al aire libre y todos los pisos son empedrados y las veredas muy elevadas. 

Luego visitamos la Iglesia San José, que data del siglo XVIII: Nos encantan su estilo colonial, su cielorraso de madera de cardón y un cuadro de arte cuzqueño. 

Nos divierten diversos carteles sobre la carne de llama y los extraterrestres de la Ruta 40. 

Se respira buena onda además de paz.

Almorzamos y luego nos tomamos un helado. Un relax antes de la siguiente gran aventura.



3.-La gran subida hasta el "Abra de Acay" (4.895 mts.)

Después de almorzar en Cachi, salimos hacia el norte hacia nuestra gran aventura en las alturas. Dejamos atrás al famoso "Nevado" de Cachi, que domina los alrededores de la ciudad.

Al principio el camino es ancho, se ven animales y nos cruzamos con algunos motociclistas.

Nos llama la atención, y tranquiliza, que cada cierta cantidad de kilómetros hay un cartel y un teléfono 911 de emergencia.

Cada tanto, como en todo el país, hay monumentos que conmemoran a distintos cultos y celebraciones.

Más adelante el camino se va achicando. 

Pasamos por La Poma, un pueblo con historia poética, al que vemos desde lo alto.

Después, de golpe, la ruta 40 no es mas que un angosto sendero de ripio, donde pasa un solo auto, con una montaña de un lado y un precipicio del otro.

El camino sigue subiendo y, por precaución, tocamos bocina en cada zig zag donde no podemos ver si alguien viene del otro lado.

Pasan un par de horas y solo nos cruzamos con un motociclista al que tuvimos que ceder el paso.

El auto parece que siente también la altura porque no acelera en las subidas como antes.



De golpe la subida es mucho mas empinada y nos damos cuenta que estamos llegando al punto más alto.

Al final, luego de una curva vemos un llano y un cartel que dice "Abra de Acay". Leímos en nuestra guía de la Ruta 40 que es el punto carretero más alto de todo el continente americano con 4.895 mts. de altura. Es como una loma que conecta valles y montañas. 

Estamos conmovidos y felices. Queremos salir pero hay tanto viento que cuesta abrir la puerta. Al final salimos Carlos y yo y Dicky prefiere quedarse.

Sacamos fotos inmortalizando el momento. Estamos felices. Yo muy emocionado me pongo a llorar.


Cuando volvemos al auto, Dicky ya tomó coraje y sale. Camina con dificultad hasta la señal y lo fotografiamos.


Vuelve al auto y estamos todos felices y emocionados.

El camino hasta San Antonio de los Cobres, todo en bajada y bordeando al río Los Patos, se nos hace un dulce paseo. Vamos entrando a la altiplanicie de la puna.

Cuando vemos el cartel que anuncia que llegamos a la ciudad nos parece una visión hermosa.


4.-San Antonio de los Cobres.

Es el atardecer y llegamos a esta población de Salta a 3775 mts. de altura, ubicada sobre la Quebrada del Toro, paso obligado hacia el Pacifico.

Estoy también emocionado porque estuve aquí una vez, en el año 1981, con motivo de un Congreso de Derecho Societario en Salta donde aproveché para hacer la excursión del tren de las nubes, que pasaba por esta ciudad.

Damos unas vueltas hasta encontrar nuestro hotel. Se llama "Hotel de las nubes". Es bueno pero lo vemos mas hermoso considerando que estuvimos en medio de la nada.

En el hotel nos cuentan la historia de San Antonio de los Cobres, que es curiosa. La ciudad se fundo sobre una población preexistente de nativos Atacamos. 

La zona, que integra la Puna de Atacama, era de Bolivia luego de la independencia. Después fue ocupada por Chile en la Guerra del Pacífico y, posteriormente, cedida a la Argentina por sendos tratados de límites, la que compensó a Bolivia con la zona de Tarija. 

Después, por un tiempo fue capital del Territorio Nacional de los Andes que luego se disolvió y se repartió entre Catamarca, Salta y Jujuy. 

A la mañana siguiente salimos a recorrer la Ciudad que tiene edificaciones bajas, la mayoría de adobe, y una peatonal con vendedores y artesanos que trabajan la lana de llamas y vicuñas. 





Un lugar muy importante es la Iglesia de San Antonio de Padua en el centro de la Ciudad que es el eje de múltiples actividades religiosas, sociales y deportivas.

 

Vemos una sucursal del Banco Macro, al igual que en Cachi y en pueblos aún más pequeños y nos sorprende. Es una presencia muy importante.

Al cargar nafta conversamos con el muchacho que nos atiende y nos dice que aquí se vive tranquilo pero que cuando hace frío y viento es muy duro. No lo dudamos.

5.-El "Tren de las nubes"

Salimos rumbo norte por la 40 y, a los pocos kilómetros nos encontramos que el camino pasa por debajo de un enorme puente de acero.

Encontramos en el lugar a unos motociclistas y nos ponemos a conversar. Son de San Gregorio, en Santa Fe, y van a La Quiaca como nosotros.

Debajo del puente, que es el "Viaducto La Polvorilla" del tren de las nubes, hay una instalación, donde pueden verse una estatua gigante de una llama y a un tren en miniatura junto con un negocio que es bar, kiosco y venta de artesanías.





Nos cuenta el encargado del lugar que este tren fue un ramal del hoy Ferrocarril Belgrano, que empezó a correr en 1939 y que unía la ciudad de Salta con el Pacífico llegando al Paso de Socompa en la frontera con Chile. En la actualidad llega hasta aquí el tren turístico, que sale de San Antonio tres veces por semana.  

Agrega, entusiasmado, que fue una obra de ingeniería extraordinaria, del ingeniero Fontaine Maury, de 571 kms. de largo atravesando todo tipo de geografías en medio de la Puna, y que el viaducto tiene 62 mts. de alto y es completamente de acero. 

Luego de curiosear un rato, compramos golosinas en la tienda, que tiene de todo.

Nos despedimos de los motociclistas y seguimos camino. Fue una parada hermosa y con historia que da orgullo

 

6.-La Iglesia de "Susques" y un cambio de rumbo.

Seguimos rumbo al norte por la 40.

Cada vez es mas difícil avanzar porque el camino es atravesado por pequeños riachos y los vados tienen piedras. Nuestra sub no es tan alta y por momentos tenemos miedo de no poder pasar.

En todo momento nos acompañan manadas de llamas, las dueñas de la Puna.

El camino sigue angosto y escarpado. De repente, al pasar el límite entre Salta y Jujuy, el camino se convierte, por arte de magia, en llano y ancho.

Pasamos por un pueblo de atacamos que se llama Puesto Zey donde vemos llegar taxis con chicas muy arregladas. Nos dicen que hay un concurso de belleza.

Mas adelante vemos al costado del camino construcciones que evocan cultos religiosos o festividades.

 



Después de un rato llegamos al pueblo de Susques donde paramos a cargar nafta y a almorzar.

Aquí la maravilla arquitectónica es su iglesia de "La virgen de Belén", a la que visitamos.

Fue construída en 1598 por los conquistadores utilizando mano de obra nativa. Entramos y tiene gruesas paredes de adobe y techos de paja con tirantes de madera de cardón. El campanario también es de adobe y se mantiene en pie a pesar de los años.

Una leyenda en la puerta informa que fue declarada Monumento Histórico Nacional. Es una joya de la arquitectura nacional que se estudia en los cursos de arte. 

Almorzamos en un comedor popular donde nos cuentan que el camino por la 40 hasta La Quiaca no esta apto para un rodado como el nuestro, que no es muy alto.

Aquí tomamos la gran decisión: cambiar el rumbo y llegar a La Quiaca por la ruta 9, desviando ahora por la ruta 52 hacia Purmamarca, y eso vamos a hacer.

 

NotaPodés encontrar los otros relatos del mismo viaje, otros viajes, cuentos, reflexiones y crónicas en este mismo blog

 

 

 































































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