El turista frente al tiempo.
Pocas cosas nos evidencian mas la existencia del tiempo que las vacaciones, el turismo y, en particular, los viajes en avión.
Vamos de viaje a un lugar y
tenemos, de entrada, grandes espacios de tiempo "vacío" por delante.
En la ida, tiempos para
llegar temprano al aeropuerto, fila del check in, esperas para controles,
espera para que salga el avión, tiempo dentro del avión, esperas de tramites en
llegada y valijas, transfer. Esperas para el check in del hotel. Esperas para
que nos den la habitación.
También, los días de estadía
en el lugar elegido podemos tener mucho tiempo libre o esperas cuando no
hacemos excursiones o cuando tenemos filas o largos traslados para ver una
atracción.
El viaje de vuelta al hogar
arroja similares espacios de tiempo.
La gran pregunta es ¿qué
hacemos los turistas en esos espacios de tiempo, en esas esperas o en esos
huecos libres?
Generalmente nos aburrimos
mucho y tratamos de disimularlo consultando incesantemente el celular, picando
algo a toda hora o comprando cosas sin necesidad.
Frente a ello podemos pensar
en otras alternativas que nos hagan sentir que estamos aprovechando,
disfrutando y enriqueciéndonos con los tiempos ociosos del viaje.
La primera, y tradicional, es
la lectura: que en todo momento y lugar nos acompañe un buen libro.
Y si las lecturas se vinculan
al lugar que visitamos, a su historia, geografía, costumbres o cultura, mucho
mejor.
A todo lo que veamos le
encontraremos mayor sentido.
La segunda será practicar
conversaciones con desconocidos: otros turistas, empleados que nos atienden, o
personas del propio lugar visitado, si el idioma lo permite. Conocer cómo
piensan y viven los otros nos ayuda a comprender las diferencias.
Y la tercera, cuando estamos
al aire libre, es la "contemplación".
Contemplación sobre todo de
la naturaleza, los paisajes y los grandes monumentos, que no es poco, pero
también de las calles, los edificios, los transeúntes y el mismo tránsito. Si
los vemos con una mirada distinta de la que tenemos en nuestra propia ciudad
podremos descubrir muchas cosas interesantes.
Es que cuando salimos de
viaje nuestra percepción se agiganta, nuestros poros están siempre abiertos y
por ende, el tiempo transcurre mas lentamente.
No perdamos esta oportunidad
de disfrutar el tiempo y cumplamos la máxima del poema de Virgilio: "carpe
diem" (aprovecha el día).