Día del Niño
Todos hemos sido alguna vez
niños.
En la infancia la mayoría hemos vivido
-en mayor o menor medida- en un mundo lleno de inocencia, de fantasía, donde
todo es posible y hay maravillas por descubrir. Nos encantan los juegos, los
cuentos, los caramelos y los helados. La gente es buena y creemos en todo lo
que nos dicen.
Nos sentimos pequeños y
vulnerables pero a la vez seguros por la protección de nuestros mayores.
La niñez es, por definición,
un mundo feliz.
Perdimos ese mundo al crecer, al dejar la inocencia y al descubrir que las cosas no eran como pensábamos. Al comprobar cuanta maldad, odio y egoísmo hay en el mundo. Al tener que preocuparnos por las cosas materiales, por la subsistencia, por el progreso económico y social. También cuando miramos la vida solo desde el poder, el consumo o el placer.
Sin embargo, por momentos, volvemos a sentir cerca el mundo de la niñez cuando tenemos hijos pequeños en casa, o cerca los nietos, y
debemos mirar las cosas desde sus ojos.
Ahora bien, creo que en cualquier situación y a cualquier edad, si realmente nos interesa, podemos volver a ver el mundo desde una perspectiva diferente y, como señaló Jesús "volver a ser niños".
¿Cómo lograrlo?
No hay fórmula pero sí
algunos caminos.
Por lo pronto, y sin
descuidar responsabilidades, podemos intentar sacar lo material del centro de
nuestra vida y poner el foco en lo humano y en lo espiritual.
También podemos intentar:
...contemplar la belleza
del mundo, los amaneceres, las estrellas y la gloria de la naturaleza en todas
sus manifestaciones.
...valorar todo el amor
que recibimos y confesar a diario nuestro amor a los que tenemos cerca.
...abandonar nuestros
prejuicios sobre los demás tratando de entender sus motivaciones. Comprender
que en el interior de toda persona hay algo bueno y que un cambio siempre es posible.
...creer que el mundo, a
pesar de todo, puede ser un buen lugar y que tenemos la capacidad de mejorarlo.
...recuperar el control
de nuestro tiempo y generar espacios propios para disfrutar de las pequeñas
cosas de todos los días.
En la medida que podamos ir
logrando estas cosas volveremos a sentir la felicidad de ser como niños.
Creo que vale la pena intentarlo.
¡Feliz Día del Niño!
¡Feliz Día del Niño!