El misterio de Nasca

El pequeño avión vuela sobre el desierto. Su trayectoria es irregular. Por momentos va en línea recta. En otros da vuelta en círculos y se inclina alternativamente hacia uno y otro lado. Estamos volando sobre las “Líneas de la pampa de Nasca”, en el suroeste de Perú. Somos tres amigos que venimos de recorrer Cusco y Machu Picchu. En el avión viajan también dos mujeres rusas, madre e hija, el piloto y el guía. Hay mucho ruido y para poder escuchar al guía tenemos auriculares. Él nos va indicando la próxima figura que debemos visualizar abajo, para lo cuál nos dio una especie de mapa donde figuran los dibujos y el órden de avistaje. Hay doce figuras principales marcadas en el plano pero hay miles de ellas en el desierto. Debo reconocer que no pude ver las tres primeras: la ballena, los trapecios y el astronauta. Me esforcé, todos las señalaron, pero no hubo caso. Me decepcioné un poco y lo atribuí a cierto daltonismo que tengo desde siempre. Sin embargo, cuando sobrevolamos al mono, lo distinguí claramente, lo pude fotografiar y aprendí cómo fijar la vista para seguir viendo esos extraños dibujos que tienen más de mil quinientos años, hechos en medio de un desierto y solo visualizables desde el aire. Quién hizo estas líneas es el gran misterio de Nasca.
Cuando ya pasamos la media hora de vuelo han desfilado bajo nosotros el colibrí, el cóndor, la araña, el loro y muchas figuras mas. Ahora estoy un poco mareado. El sol calienta el interior del avión y las subidas y bajadas para acercarnos a las líneas me afectaron un poco. Uno de mis amigos, Carlos, que está en un asiento delante del mío, se atreve a confesar su mareo. El piloto lo advierte y abre la ventanilla. Entra un reconfortante aire fresco que nos despeja y permite seguir un rato más disfrutando el vuelo. Ahora pasamos por otras líneas, descubiertas recientemente, de otra cultura de la zona: la cultura Palpa. Son figurar humanas con una mejor elaboración que las anteriores, muy lindas. Dicky, mi otro compañero de viaje, saca fotos y las disfruta. El es un apasionado investigador de culturas precolombinas y fue quien pidió el recorrido adicional.
Ya pasó casi una hora y el avión está aterrizando en el pequeño aeropuerto de Nasca. Vemos cerca de diez naves estacionadas preparándose para sucesivos viajes de avistaje con turistas, viajes que harán todo el día y casi todos los días del año.
Mientras aterrizamos recuerdo lo largo que se nos hizo venir desde Cusco hasta aquí. Se nos ocurrio tomar el vuelo Cusco Lima, que es de una hora y cuarto, y luego hacer en auto los casi 450 Kms. de Lima de Nasca, calculando entre cuatro y cinco horas de carretera. No fue así. El vuelo desde Cusco salió muy demorado y el recorrido terrestre nos llevó ocho horas porque la salida de Lima es muy lenta y caótica y la panamericana sur tiene solo 180 kms. de doble carril y hay que hacer el resto por una ruta mano y contramano llena de camiones y pueblos. Pese a la demora fue muy lindo visualizar el océano pacífico desde la ruta y ver el atardecer sobre el mar. La costa es una gran llanura salpicada de pequeñas elevaciones y con algunas islas. También fue divertido parar a cenar algo en un precario bar y observar las costumbres de los lugareños, que nos trataron con muchísima cordialidad. La llegada al hotel a las once de la noche, muy cansados, tuvo un regalo especial, nos dieron una habitación contigua a  aquella donde vivió algunos años la famosa María Reiche. Si bien el descubridor de las líneas fue el arquéologo norteamericano Paul Kosok en 1939, mientras volaba buscando antiguos canales de riego, la matemática alemana Maria Reiche fue llamada a colaborar y se enamoró de las “Líneas de Nasca”. Ella dedicó más de cuarenta años de su vida a individualizarlas, medirlas, cuidarlas, conservarlas y difundirlas. Vimos las placas en la pared de la habitación y nos sentimos muy cerca de su esfuerzo y sacrificio.
Ahora estamos almorzando en nuestro hotel, que es el NH de Nasca, remodelado hace poco. Es un típico hotel colonial español, con su jardín, fuente, estatuas y pileta en el centro, galerías en los costados, a donde dan las habitaciones, y mucha vegetación. Es un día de sol y el almuerzo mirando el jardín es espléndido. Aprovechamos para probar platos locales mientras Dicky nos cuenta sobre la cultura Nasca. Nos dice que Nasca es una cultura arqueológica del Antiguo Perú que se desarrolló alrededor del siglo I y entró en decadencia en el siglo VII. Un aspecto distintivo de Nazca es su cerámica policromada, con figuras de hombres, animales, plantas, etc. En muchas de estas cerámicas, se representan a hombres mutilados. El arte textil floreció tanto como en la época de los Paracas. Tuvieron un estilo propio de trabajo de los metales, aunque de menor calidad al de la época de Chavín. Lo más impresionante de esta civilización son las Líneas de Nazca que acabamos de ver. Se ignora su finalidad, aunque se ha teorizado que fuera un gigantesco calendario, resultado de observaciones astronómicas. Según los últimos hallazgos y estudios presentados en 2015 por una universidad japonesa, las líneas servían como epicentros de la actividad ritualista tanto de los Nazca como de otra culturas cercanas, y fueron hechas por más de una cultura y en momentos históricos distintos. De esta manera cumplían una función integradora para todas las culturas que yacían entre la costa y sierra. Se concluye también que servían para adornar el camino del peregrino hacia la ciudad de Cahuachi, centro socio-político de la cultura Nazca, ya que las líneas están hechas para verse desde cierta altura.​
Ahora Dicky se pone más serio y destaca el descuido de las líneas de Nasca al extremo de que la construcción de la Panamericana cortó la cola del lagarto e interrumpió otra. Agrega que las líneas de Palpa lo sorprendieron, máxime al entersarse que su descubrimiento es reciente, fines del SXX. Coincido con Eduardo, dice, en que el diseño parece superior a las de Nasca, pero son casi 1000 años anteriores! Si aceptamos las fechas de su antigüedad, y desterramos el montaje, las de Nasca son imitación en menor calidad a las de Palpa. Quiere decir que los genios creadores son los de Palpa, y esto hace caer las teorías esbozadas sobre Nasca: un calendario gigante o caminos procesionales. Hay que ver el sentido de las de Palpa. Quedamos en la incertidumbre total.
–¿Porqué escriben ahora Nasca con “s” y no Nazca con “z”, como se escribió siempre y figura todavía en muchos libros y mapas?, pregunta Carlos cortando nuestra nebulosa mental -Lo mismo pasa con Cusco y Cuzco, agrega.
Dicky nos informa que son todas voces originarias de lenguajes sin escritura por lo que se escriben según fonética, y que la tendencia moderna a reconocer los valores de los pueblos originarios lleva a una escritura más fiel y menos castiza, con “s”.
Ahora vamos con el auto alquilado a visitar el acueducto Cantalloc, que está a solo 4 kms. del pueblo de Nasca. Pagamos un pequeño peaje, bajamos del rodado y nos ponemos a caminar. Vemos una serie de simétricos pozos con forma de espirales, que desembocan en un canal subterráneo. Nos dice la guía local que el agua viene desde una lejana montaña, que vemos dibujada en el horizonte, y que esas construcciones permitían conservarla y administrarla. Agrega que todavía se usa esa agua para riego. ¡Increíble! En un aparte Dicky nos hace notar que la “cocha” o el lago al final de los acueductos esta seco y con vegetación, signo de descuido y desinterés. ¡Que pena!
Nos quedan algunas cosas para ver en las inmediaciones pero debemos emprender el retorno en auto a Lima.
En el camino nos detenemos en una torre de observación de las líneas, donde subiendo una larga escalera se llega a un mirador que permite ver las que están muy cercanas. El panorama desde la torre es muy lindo. Cuando le preguntamos al guía sobre la leyenda que dice que las líneas fueron construídas por extraterrestes, nos responde categóricamente: “por supuesto, no pudieron ser hechas de otra forma”. En un aparte, para evitar una discusión, Dicky nos cuenta que la teoría extraterrestre fue sugerida por un arqueólogo aficionado de origen suizo llamado Erich von Däniken, según la cual el dibujo trapezoidal era una pista de aterrizaje para naves construida por extraterrestres que visitaron la Tierra hace mucho tiempo y el gigante retratado en la ladera de la colina (“El astronauta”) es la figura del extraterrestre testimoniada por los nazcas. Agrega Dicky que esa teoría no tiene base científica y que la explicación es la que nos dio en el almuerzo.
Ahora seguimos nuestro camino y nos detenemos en lo que fue la casa de María Reiche, hoy convertida en museo y en el lugar donde descansan sus restos. Está rodeada de flores y tiene un lindo jardín. Hay una sala con cerámicas de la cultura Nasca y otra con momias. Conversamos con otros turistas, todos admirados.
Anochece y estamos volviendo a Lima para tomar el avión a Buenos Aires. Otra vez una bella puesta de sol entre montañas y desierto. A medida que la noche nos cubre seguimos pensando en los grandes misterios de la antigûedad humana, en los nuevos descubrimientos y en todo lo que queda por descubrir. El pasado del hombre es como un iceberg. Conocemos muy poco y sentimos que todavía está oculto lo más importante. Hoy pudimos tocar uno de esos misterios.
Ahora estamos en el Hotel Sheraton de Lima, en su restaurante abierto las 24 horas, casi solos en el salón, cenando y compartiendo las últimas experiencias. Sentimos el agridulce del fín de un viaje inolvidable. Tenemos ganas de volver a casa, pero hay cierta sensación de pérdida, de final de juego. Comemos de entrada un seviche. Luego, como plato principal, un atún del pacífico. Tomamos un vino argentino para ir readecuando el paladar. Helado de postre.

Después de tan buena cena ya estamos en paz y sentimos saciada la sed de conocer…al menos hasta el próximo viaje.

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