Fútbol y promesas de la infancia.
Una ilusión colectiva
Cuando
éramos niños todos hemos recibido promesas sobre el país y el futuro. No en
forma expresa pero sí en forma implícita, escuchando los comentarios de
nuestros padres, maestros y otras personas. Esas promesas, de algún modo,
integran el “inconsciente colectivo”. Entre estas promesas, juicios o
valoraciones está la de que Argentina es el mejor país del mundo o, al menos,
un gran país en todos los sentidos y con un gran futuro. También que los
jugadores argentinos son los mejores del mundo y deberían ganar los mundiales.
Esas promesas o valoraciones ayudan a los niños porque los hace sentirse
importantes, seguros, formando parte de un todo bueno y con un futuro. Tienen
como contrapartida la posibilidad de cruzarnos de brazos esperando resultados
mágicos, o la frustración y el resentimiento por no alcanzar varas tan altas.
Hoy,
cuando la Selección Argentina consiguió el pase al Mundial de Rusia 2018,
estamos muy contentos, gritamos, cantamos y bailamos. Volvemos a ser niños
felices porque sentimos que la promesa de la infancia se volvió a cumplir.
Aunque sabemos que esto puede durar solo unos meses gocemos plenamente de esta
sensación. Al fín y al cabo, “el futuro es hoy”.
Abrazo Nestor
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