Viena, la ciudad imperial (2/5)
LA LLEGADA.
Ahora estamos en el lobby del Hotel esperando el horario de nuestra primera excursión.
Habíamos llegado a Viena ayer por la tarde. En el trayecto desde el aeropuerto hasta el hotel, el terreno era llano y observamos gigantescos molinos eólicos. A lo lejos vimos montañas bajas. Son estribaciones
de los Alpes. En seguida el campo se convirtió en ciudad y llegamos a Viena.
-Nunca confundan a un austríaco
con un alemán, nos dijo el chofer del transporte.
Enseguida agregó que los
austríacos pueden ofenderse porque se consideran más refinados.
Al bajar nos comentó que Viena
fue elegida como la ciudad de mejor calidad de vida de Europa pero que, al
mismo tiempo, los vieneses fueron rankeados como los más antipáticos del
mundo. (¡Caramba!).
Hicimos el check-in en el hotel y después de descansar un rato nos vinieron a buscar para una cena temprana de bienvenida al tour.
Nos llevaron a un pueblo cercano llamado Deutsch-Wagran, a comer en el histórico restaurante "Marchfelderhof". Nos reciben con música y aplausos, como reyes, y el lugar es encantador.
Es una gran casona con toda clases de objetos históricos y ornamentaciones. Hay banderas, lámparas, adornos, cañones, espadas y maniquíes de personajes históricos o típicos. Nos cuentan que aquí cenaron Napoleón, el emperador Francisco José y Liz Taylor, entre otras celebridades.
La cena es con música en vivo que se adapta a la nacionalidad de cada grupo de turistas. Allí nos sentamos junto con otros dos integrantes del tour, Ruben y Nancy, un matrimonio de Lanús. Lucía canta el tango "por una cabeza" y pasamos un hermoso momento. Quedamos encantados.
Volvimos temprano al hotel, con tiempo para hacer una caminata por los jardines del Palacio Belvedere, que está muy cerca del hotel.
Se cierra la puerta donde entramos y tenemos que salir por otro lugar. Nos perdimos. Luego nos volvimos a ubicar. Vimos las luces cambiantes de la Karlplatz, donde está la estatuta del Soldado Ruso Desconocido, y tomamos un café en el centro.
EL GRUPO DEL TOUR.
Estamos en un
tour en español que se llama “capitales imperiales” y vamos a recorrer en grupo
Viena, Budapest y Praga, para terminar en Berlín.
Poco a poco van llegando al lobby los que nos van a acompañar.
Estamos intrigados. Siempre nos preguntamos ¿qué clase de personas hace estos toures que tienen muchos elementos culturales e históricos?
Hay una familia de 16 personas de El Salvador. Es una abuela que viaja con tres hijos, hijos políticos y nietos. Hay un grupo de Bogotá, Colombia. Son tres hermanos con sus parejas y la hija de uno de los matrimonios que terminó un posgrado en España. El resto somos argentinos de distintos lugares: De Nueve de julio, una señora mayor que enviudó hace poco y viaja con su mejor amiga y la sobrina de ésta; De Salta, una tía y una sobrina que quedó huérfana hace poco; De Posadas, dos amigas con un viaje postergado. Una es periodista; De Rosario, un matrimonio con una hija grande; De Lanús, un matrimonio con el que ya conversamos ayer. Tienen un nieto pequeño al que adoran y con el que hablan muy seguido; Del barrio de Palermo, un matrimonio con dos hijos adolescentes; También hay dos mujeres que viajan solas, una de La Plata, que es funcionaria judicial, y otra del barrio de Flores (Toda esta información la fuimos obteniendo después del primer encuentro, durante el viaje).
CAMINATA POR EL CENTRO.
Ahora ya nos llevaron hasta el centro y estamos caminando en una
visita guiada. Nuestro guía es Tomás, un austríaco
profesor de historia que vivió un tiempo en Buenos Aires y habla perfecto
español.
Vamos recorriendo la “Ringstrasse”, que es una calle que bordea al centro histórico de Viena y ocupa el lugar donde
antes estaban sus murallas. Es un hermoso recorrido que contempla los
principales monumentos y palacios de la Ciudad.
-Donde vean un edificio nuevo es
porque allí cayó una bomba, nos dice Tomás.
Nos cuenta que en la segunda
guerra mundial Viena, que estaba en poder de los nazis, fue bombardeada por los aliados y que la ciudad fue destruída en
un 40%. Por eso, junto a hermosos y centenarios edificios barrocos vemos
edificios modernos.
Empezamos la recorrida por el Teatro de la Opera, y Tomás nos cuenta que fue erigida por el emperador Francisco José en 1857. Cuando éste la vió terminada no le gustó y eso motivó que se suicidara uno de sus arquitectos. (horrible historia). El edificio es majestuoso. Nos dice Tomas que el original fue destruído por una bomba y que lo que vemos es una reconstrucción.
Seguimos caminando y vemos el
monumento a la peste, erigido por Leopoldo I en celebración de su terminación
en el año 1679.
Ahora llegamos a la Catedral de
San Estéban, de estilo gótico y con un hermoso techo de rayas y escamas de colores.
-Esta Iglesia es la identidad de
Viena, nos dice Tomás.
Tiene una torre sur terminada y
una torre norte que quedó por la mitad cuando avanzó el luteranismo y mermó el
entusiasmo. Las campanas son de acero fundido de los cañones que los turcos
abandonaron cuando no pudieron tomar la ciudad en 1683. Nos cuenta Tomás que se
erigió en este lugar porque había una pequeña loma y una vez que desbordó el Danubio y se ahogó gran parte de la población, muchos se salvaron
en esta loma e hicieron aquí la catedral en agradecimiento. Agrega que
el techo se incendió durante los bombardeos y se destruyeron parte de los
vitrales. Ahora todo está reconstruido.
Entramos y la visitamos. El
interior es hermoso y vemos un curioso púlpito con un “mirón”, escaleras hacia
las catacumbas y el altar de María, con una virgen gótica en forma de "ese". La
iglesia funciona normalmente para el culto católico. Nos llama la atención la tumba
del emperador Federico III y nos cuenta Tomás que fue quien inició la política
de casamientos como forma de expansión del imperio, siendo el abuelo de Felipe
el Hermoso. Agrega que salvo Federico III, los demás emperadores están
enterrados en la Cripta Imperial en la Iglesia de los Capuchinos, donde hay 105 sarcófagos.
Seguimos caminando y hace mucho calor.
-Aquí se puede tomar el agua de la calle que viene del Danubio y sale a 10 grados, nos dice Tomas y señala bebederos donde hacen cola los paseantes. También hay esparcidores que refrescan el ambiente. Sofi y Vicky hacen la cola y cargan sus botellas.
Seguimos y pasamos frente al Reloj Anker. Cada hora desfilan muñecos que representan a distintas
personalidades. Muy original.
-Estás caminando sobre ruinas
romanas, nos dice Tomas. En efecto, el piso es de vidrio y debajo se ven sus
restos. Nos dice que antes de los romanos estuvieron aquí los Celtas y que de
ellos los romanos aprendieron a utilizar los ladrillos y a hacer los baños.
Ahora llegamos hasta una sinagoga
en cuyo frente hay un monumento a los judíos que prefirieron quemarse vivos que
caer en manos de los nazis. Una historia tremenda.
Mas adelante pasamos por un
monumento que recuerda la guerra de los 30 años, entre católicos y luteranos.
Un baño de sangre que terminó con la paz de Westfalía en 1648, donde se
estableció que cada reino seguiría la religión de su monarca.
EL PALACIO DE LOS HABSBURGO.
Seguimos caminando y ya tenemos frente a nosotros el Palacio de Hofburg.
-Los Habsburgo y Viena son la misma cosa, dice Tomás.
Nos cuenta que estamos en la residencia de invierno de los Habsburgo, una familia de origen suizo que llegó a Austria en el año 1273 y controló gran parte del mundo por más de seis siglos, sea mediante el Sacro Imperio Romano Germánico, sea por el Imperio Austríaco o por su sucesor, el Imperio Austro-Húngaro, con más suerte en las alianzas matrimoniales que en las guerras. El imperio terminó luego de su derrota en la Primera Guerra Mundial.
Aquí en el Palacio cada familia de los Habsburgo construyó un ala para
vivir, por eso el palacio es inmenso y presenta estilos renacentista, gótico y
barroco. Trabajaban unas 2.500 personas. Hoy vive aquí el presidente de la
república y hay oficinas públicas y museos.
Ingresamos por una gran puerta y luego recorremos dos enormes patios con estatuas. Pasamos por el sector de los caballos españoles, donde hay un hermoso caballo alado, y por el pabellón de los niños cantores de Viena, que están de vacaciones.
También vemos un ala donde estaban las habitaciones de Francisco
José y de su esposa Elizabeth, conocida como Sissi.
-La primera chica fit del mundo
fue Sissi, nos dice Tomas.
Nos cuenta que se casó muy joven
con Francisco José, y que siempre fue muy independiente y transgresora de los
protocolos de la Corte. Que dedicaba horas a la gimnasia y mantenía una silueta
muy delgada ajena a su época. Que tenía un gran amor por Hungría, al punto que
influyó para que se formara el imperio Astro-Húngaro, y que fue asesinada por
un terrorista italiano en un viaje a Ginebra. Agrega que no es muy querida en
Austria pero que es idolatrada en Hungría, donde fue proclamada reina y tenía
una casa.
-Yo quiero ser Sissi, dice Sofi.
-Pero no con ese final, dice Vicky
Muy cerca están las habitaciones
de Francisco José, el último gran emperador y el más longevo ya que gobernó
desde 1848 hasta 1916, cuando murió. Su hijo Rodolfo se suicidó y su sobrino,
Francisco Fernando, fue asesinado en Serbia dando orígen a la Primera Guerra
Mundial. Lo sucedió Carlos que en 1922 abdicó dando fin a la dinastía.
En el ala de enfrente, del otro lado de un jardín, están las
habitaciones de la emperatriz María Teresa.
-El hombre más poderoso del
imperio era un mujer: María Teresa, nos dice Tomás. Agrega que tenía más poder que su
marido Francisco I. Nos cuenta Tomás que fue muy progresista para la época.
Hizo el primer censo, reemplazó los símbolos por los números para identificar
los domicilios, impuso la educación de los niños y la identificación con
apellidos de los judios. Tuvo 16 hijos y
una conducta ejemplar. Uno de ellos, Jose II, continuó su obra reformadora al
punto tal que, al poco tiempo, fue depuesto. Otra hija fue María Antonieta,
casada con Luis XVI y luego guillotinada en Francia.
Salimos a un segundo patio y seguimos viendo edificios majestuosos y estatuas. Hay elegantes autos antiguos paseando turistas por todas partes.
-¿Podemos dar una vuelta? pregunta Vicky
-Ahora no podemos, estamos en excursión, dice Sofi.
-En este balcón Hitler proclamó
la anexión de Austria a Alemania, nos dice Tomas.
Agrega que cuando en 1938
Alemania invadió Austria no hubo resistencia, pero que antes los nazis
austríacos habían asesinado un canciller y que el plebiscito posterior fue
fraudulento ya que los austríacos votaron la anexión a punta de pistola. Hoy esa historia hace que los austríacos resientan de los alemanes.
NAPOLEON EN VIENA.
Ahora subimos al micro y vamos hacia la residencia de verano de los Habsburgo.
Durante el viaje, que no es largo, vemos la cúpula dorada del edificio de "La Secesión", un movimiento artístico contra los cánones oficiales que perduró como centro cultural. Ahora vamos por una avenida que rodea al Danubio y por donde corre una vía de tren. Nos cuenta Tomás que aquí el Danubio está canalizado en tres cursos y que ese tren llevaba al emperador de una residencia a otra.
Por fín llegamos al Palacio de Schönbrunn. Es un enorme complejo barroco, con un zoológico anexo donde estaban los famosos osos panda mellizos.Tiene una enorme explanada y un magnífico jardín en la entrada. Aquí en 1961 se encontraron Kennedy y Jrushchov en plena guerra fría. Aquí también se realizó el Congreso de Viena de 1815, que dividió al mundo luego de la derrota de Napoleón. En los salones hay también esculturas de arte contemporáneo.
Lo más significativo es que aquí vivió Napoleón en 1805, cuando tomó Austria y funcionó como su cuartel, y en 1805 cuando se alió con su vencido, el emperador Francisco I, con cuya hija Maria Luisa se casó y tuvo un hijo. Luego de caído Napoleón, el niño fue mantenido aislado por su abuelo y murió a los 21 años. Recorremos diversos ambientes y salones, de estilo rococó, y vemos el dormitorio de Napoleón.
-La cama es chiquita, dice Vicky.
-Napoleón no era alto, responde Sofi.
Por todos lados hay grandes cuadros de los emperadores y de fiestas de la Corte en época de María Teresa
PASEANDO POR LA CIUDAD.
A la vuelta almorzamos, muy tarde, cerca del hotel, en un restaurante típico donde comemos el mejor "codillo de cerdo" del viaje, con cerveza local. Excelente.
Luego de una siesta reparadora salimos a pasear por la ciudad.
Volvemos a recorrer el Palacio Belvedere, que está muy cerca del hotel. Lo miramos con calma. Es un típico palacio barroco con espejos, oro, simetrías y techos de cobre.
Está en una especie de barranca y compuesto por dos edificios, el superior y el inferior.
-Aquí nos perdimos ayer, dice Vicky.
-Por suerte, quedo una puerta abierta, agrega Sofi.
Al pasar por el superior vemos un prominente balcón.
-¡Austria es libre, Austria es libre!, dice un turista en español detrás nuestro.
No entendemos nada y el turista, que es español, nos cuenta que ese fue el grito en el año 1955 cuando se firmó el acuerdo con los aliados para que abandonaran la ocupación de Austria a cambio de asegurar la neutralidad y desmilitarización. Ello devolvió la independencia luego de haber sido anexada por Alemania en 1938 e invadida por los aliados en 1945, los que, al igual que con Alemania, dividieron en país en cuatro zonas.
Los jardines del palacio son extraordinarios y lucen más en la suave barranca, adornados con hermosas fuentes de agua. El Palacio fue construído por Eugenio de Saboya, un francés no admitido en el ejército por Luis XIV, que se sirvió a favor de Austria y lideró y venció en las batallas contra los turcos, convirtiéndose en un personaje muy querido.
MÚSICA VIENESA
A la tardecita vamos a una función de música de "La orquesta de Cámara de Viena" que se hace en el palacio Kursalón. Tocan un repertorio exclusivo de Mozart y de Strauss. La estatua de éste último está en los jardines y fue un verdadero ídolo en su época.
-Era el rock star del momento, dice Sofi.
-Me hubiera gustado conocerlo, agrega Vicky.
Hay música pero también una pareja que baila el vals y otra pareja de ópera, una soprano y un tenor, que interpretan arias y fragmentos. En el intervalo sirven una copia de champagne en la terraza, mientras se puede contemplar el atardecer. Hermoso.
Llegamos al hotel muy cansados, ya todo está cerrado y nos conformamos con comer algo del frigobar.
EL DANUBIO AZUL.
Al otro día nos buscan muy temprano para una excursión al Valle del Danubio.
Vamos en el bus en un viaje de unos ochenta kilómetros al oeste hasta una pequeña aldea medieval, frente al Danubio llamada "Dürnstein". El lugar es hermoso.
Se camina por unas callecitas entre una pequeña montaña y el río.
A lo lejos se ven las ruinas de una fortaleza. Nos cuenta Tomás que es el lugar donde estuvo cautivo Ricardo Corazón de León, que fue hecho prisionero al volver de una cruzada y con el rescate que se pagó el príncipe local hizo enormes obras.
También vemos ciclistas de todas partes haciendo la ruta del Danubio, que aquí es azul.
-El Danubio sólo es azul para los borrachos o los enamorados, nos dice Tomás, pero no nos convence. Aquí lo vemos hermoso, no como en la ciudad que es gris y está canalizado.
Después de un rato tomamos un barco para navegar por un área de 30 kilómetros que, por su valor histórico y cultural, se encuentra protegida por la UNESCO.
El viaje es encantador y almorzamos milanesas compartiendo mesa con Nancy y Rubén, de Lanus.
Por momentos salimos a cubierta a ver el río y los pueblos que van quedando en el camino.
Sofi toma sol. Vicky busca canciones de Strauss en su celular.
Vemos botes, hoteles flotantes, lanchas y barcos de carga.
El Danubio es uno de los ríos más largos del mundo que está conectado por canales con el Rhin, por donde se puede ir al Mar del Norte, y por el Oeste desemboca en el Mar Negro. Sacamos fotos y filmamos.
LA ABADÍA DE MELK
Después de mediodía bajamos y nos llevan a la histórica abadía de Melk, que fue fundada en 1089 y es de los benedictinos.
El lugar fue fortaleza medieval, luego lo toman los benedictinos bajo las reglas de: escucha, ora, trabaja y lee. Copiaban y conservaban manuscritos antiguos. Luego pasó por una etapa donde los monjes se dedicaban a la buena vida y tenían muchos sirvientes, para después reformarse, a iniciativa de Jose II, y tener que dedicarse a prestar un servicio a la comunidad. Hoy funciona un colegio con mil alumnos donde se enseña español.
-Podría venir a estudiar aquí, dice Vichy.
-Pero vas a tener que aprender alemán, agrega Sofi.
La recorrida es hermosa y las vistas desde lo alto del monasterio son extraordinarias.
MOZART Y FREUD.
Volvemos a la ciudad y visitamos la casa de Mozart. Está junto a la Catedral de San Estéban. Es un edificio de varios pisos. En uno de esos pisos vivió en una etapa de su vida.
La visita se hace con audio guía y va recorriendo diversas habitaciones donde se refleja su vida personal y su obra. Es muy instructiva. Mozart fue un niño prodigio que a los seis años tocó un concierto para la emperatriz María Teresa. Fue el creador de la ópera austríaca y escribió en alemán la “Flauta Mágica”. También fue masón, ganó enormes sumas, que dilapidó quizas en el juego, y murió muy jóven, a los 35 años, y sin dinero en forma imprevista de una rara enfermedad. Fue velado en la Catedral pero sus restos se perdieron en un osario común. Hoy es el mayor referente artístico de la Ciudad.
Mas tarde vamos a tomar algo al café Landtmann donde habitualmente asistía Sigmund Freud, otra de las grandes personalidades de la ciudad que tiene su propio museo a pocas cuadras, en la famosa dirección de "Berggasse 19". Allí vivió 47 años y atendió su consultorio. Ahora hay, además de un museo, una biblioteca del psicoanálisis, que es una de las más grandes del mundo.
Por la noche vamos al centro a cenar y a despedirnos. Mañana salimos con el tour para Budapest.
Sentimos que Viena es lo que queda de un gran imperio extinguido. Sus colosales monumentos y edificios, su arte y su rica y compleja historia por momentos te abruman. En otros momentos, te despiertan admiración y cariño.
En todos los casos, Viena es una ciudad inolvidable.
👏🏻👏🏻👏🏻
ResponderEliminarMuchas gracias Vicky
EliminarMaravilloso! Por momentos veo que no presté la suficiente atención
ResponderEliminarMuchas gracias.
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