Colombia, el desembarco.



 1.-LA LLEGADA.

“Me regala una firma don Eduardo”, me dice Alan, el conductor del “transfer” que nos vino a buscar al aeropuerto, marcando lo que luego apreciamos una característica fundamental de los colombianos: la extrema amabilidad en el trato, la dulzura y el respeto en las palabras utilizadas. Nos impactó y sorprendió gratamente durante todo el viaje. Estamos convencidos de que es el país más amable del mundo.

Estamos en enero de 2023 en el aeropuerto “El Dorado”, de Bogotá, con mi esposa Lucía y con mis dos hijas menores, Sofi de 21 y Vicky de 16, listos para iniciar un viaje familiar de vacaciones de doce días y de cuatro destinos por Colombia.

Llegamos después de un viaje nocturno de 6 horas de avión desde Buenos Aires, donde la diferencia horaria es de dos horas.

Ya camino al hotel, de golpe, el tránsito se vuelve muy lento, a veces a paso de hombre. Es un “atascón”, nos dice Alan con resignación. Agrega que Bogotá es una ciudad enorme, de más de 8 millones de habitantes, y que son muy comunes los embotellamientos de tránsito. En eso se parece a Ciudad de México o a San Pablo.

Nos llaman la atención la cantidad de motos y que todos los cascos tienen impreso en grandes caracteres los números de las patentes.

-¿Cómo es la temperatura en Bogotá? Pregunta Sofi, interesada en todos los detalles porque publica sus historias por Instagram (@por.continentes)

-Bueno, aquí le decimos el “eterno Otoño”, porque hace frío todo el año y hay mucha humedad. En un mismo día puede llover y salir el sol varias veces e, incluso, llover en una calle y en la vereda de enfrente haber sol. 

-Entonces hay que salir siempre con paraguas y anteojos de sol, agrega Vicky.

Todos nos reímos.

2.-LO QUE HAY QUE SABER.

Como el embotellamiento sigue, el viaje se hace largo y Alan, que es un conductor con vocación de guía turístico, aprovecha para contarnos sobre Colombia, lo que él llama “cosas que pocos saben” y empieza:

-Es el país latinoamericano de mayor población, luego de México (51 millones, superó a Argentina hace un tiempo) y tiene la mayor cantidad de afros de América, luego de USA y Brasil, principalmente ubicados en las costas del Caribe y del Pacífico.

-Es el país más lluvioso del mundo.

-Es uno de los países más católicos del mundo, con un 85% de creyentes.

-Es uno de los tres grandes productores de café, junto con Brasil y Vietnam.

-Es el segundo país en el mundo en biodiversidad (después de Brasil), en particular en variedad de aves, y es el primer exportador de flores del mundo.

-Es el país que tiene el mayor ejército regular (300.000 soldados) y el segundo en importancia de Latinoamérica (luego de Brasil).

-Hay doce horas de luz y doce horas de oscuridad, por su cercanía al Ecuador.

-Su bandera es similar a la de Venezuela y Ecuador, con los que comparte las tres franjas horizontales de color amarillo, azul y rojo y solo se diferencia por símbolos y escudos. Nos explica que en época de Bolívar todos esos países formaban parte de la “Gran Colombia” (junto con Panamá) cuya bandera, creada por Miranda, tenía esas franjas.

-Aquí, la cordillera de Los Andes, que cruza por el país por la parte oeste, se divide en tres: la Occidental, la Central y la Oriental, dando lugar a múltiples valles. 

En el este del país están “los llanos” al norte y al sur la “amazonia”.

La información nos sorprende y agobia, salvo a Sofi que toma nota de todo.

 

3.-LA ALTURA.

Ahora llegamos al hotel, que está lejos del centro, en una zona llamada del “Parque de la 93”.

Luego de acomodarnos salimos a caminar y a almorzar frente a la plaza en un hermoso vecindario marcado por la presencia de jóvenes oficinistas que trabajan en los grandes edificios cercanos. Comemos comida asiática y damos un paseo.

Se acerca un joven, con un niño en brazos, pidiendo una ayuda para comprar leche. Se la damos y nos ponemos a conversar. Dice que el niño se llama Adan y que tiene su mellizo en casa. Nos conmueve.

Pero al rato empezamos a ver otros jóvenes, todos con niños en brazos, pidiendo plata para la leche. ¡Caramba! En todos lados se cuecen habas.

A la tarde pensábamos ir al centro histórico a dar una vuelta, que no es cerca, pero nos sentimos algo mareados y cansados.

Es el “sorocho” nos dice el conserje del hotel, refiriéndose a cómo la altura afecta a los que viven a nivel del mal. Nos cuenta que Bogotá está a 2.600 metros y es la segunda capital más alta de América, luego de Quito (La Paz es más alta pero no es una capital).

Optamos por quedarnos en el hotel y descansar hasta la noche donde tenemos una invitación a cenar a la casa de una familia colombiana. La conocimos en el viaje al Mar Báltico y mantuvimos el contacto a través del tiempo por las redes.

 

4.-LA GUERRA Y LA PAZ

Ahora estamos yendo hacia el barrio Chico Norte, donde viven nuestros amigos.

Tomamos una avenida de circunvalación que va bordeando la montaña entre grandes árboles e imponentes edificios, antiguos y modernos.

El chofer nos cuenta que en todo el país existe lo que se llama la “estratificación” y que consiste en dividir cada ciudad en seis zonas, numeradas del 1 al 6, lo que tiene importancia a los fines del cobro de impuestos y del pago de los servicios. Así, las zonas más pobres (1 y 2) pagan menos y las más ricas (5 y 6) pagan más. Nosotros estamos yendo a una zona 6.

La casa de la familia amiga está en un hermoso departamento de dos plantas con una amplia vista sobre la ciudad y la montaña, decorado con ángeles coloniales y cuadros modernos.

Nuestros anfitriones son Rosario, a quien ya conocíamos, y su esposo, Augusto, que no había viajado en su momento. También se suma uno de sus hijos y una amiga de la familia, Lara.

Es una linda velada donde charlamos mucho. Luego de compartir la comida, el buen vino y amables conversaciones, les preguntamos sobre el proceso de paz de Colombia.

Justamente, nuestro anfitrión Augusto participó desde el gobierno y su amiga Lara estuvo casada con uno de los negociadores, así que nos pudieron dar una visión de primera mano.

En primer lugar, nos dicen que hubo una situación de guerra donde participaban las guerrillas de izquierda (principalmente las FARC), los narcotraficantes (en especial el cartel de Medellín con Escobar), los “contras”, que eran grupos paramilitares privados de autodefensa, y el ejército nacional.

Según datos oficiales, en Colombia esos conflictos dejaron 262.000 muertos (la mitad se atribuye a los paramilitares), 80.000 desaparecidos y 8 millones de desplazados. Que también se registraron 37.000 secuestros y la cuarta parte estuvo a cargo de las FARC.



Nos explican que la geografía del país dificulta los traslados y permite el ocultamiento en lugares impenetrables de la selva andina. Ello, unido a la pobreza y a la marginación social fueron algunos de los factores que motivaron los sucesivos conflictos y que se remontan a las guerras civiles entre conservadores y liberales del siglo XIX (referidas por García Marquez en sus libros) y estallaron en el "Bogotazo" de 1948 donde casi se destruyó la ciudad.

Nos cuentan que el acuerdo principal fue con las FARC y se hizo en el 2016, durante el gobierno de Santos, a quien le dieron el Premio Nobel de la paz. Se hizo cuando las FARC iban perdiendo la guerra, ante el colapso de la Unión Soviética.- Los términos de los acuerdos fueron muy difíciles de negociar, porque se seguía peleando, y luego fueron muy difíciles de cumplir: dejar las armas, decir la verdad, ciertas sanciones bajo una jurisdicción especial, reparar a las víctimas, una reforma agraria y puestos legislativos para los ex guerrilleros, entre otros.

También hubo acuerdos para desarmar e incorporar a los paramilitares. En cuanto a los narcotraficantes, perdieron poder luego de la muerte de Escobar y del surgimiento de los carteles Mexicanos.

Los acuerdos dividieron al país porque era muy difícil que las víctimas de los secuestros los aceptaran y se llegaron a rechazar por un plebiscito. No obstante se siguió adelante con marchas y contramarchas y hoy, con muchas dificultades, poco a poco la gente toma conciencia de las ventajas de la paz.

Todavía quedan pendientes arreglos con facciones menores (ELN) y el gobierno actual promulgó una ley de “paz total” tendiente a solucionarlos.

Bueno, pensamos, una experiencia traumática pero con un final de paz (al menos hasta ahora) de la que cada país puede aprovechar para poder poner punto final a sus conflictos recurrentes.

 

5.-CON SHAKIRA EN UN UBER.

De vuelta al hotel tomamos un Uber.

El chofer nos sorprende porque está escuchando a Soda Stereo. Nos ponemos a charlar. Se llama Jimmy y tiene 32 años. Sabe mucho de música y de Argentina. Nos cuenta que en Colombia la cumbia es un clásico que hoy se toca y baila en ocasiones especiales (como entre nosotros el tango), y que en lo diario predominan el "reguetón" en Bogotá y en la costa los "vallenatos" y la salsa.

De golpe pasan en la radio la última canción de Shakira ("Shakira Bizarrap…") y las chicas se ponen a cantar. Luego Jimmy nos cuenta que hoy esa canción tuvo millones de reproducciones por las redes y todo tipo de comentarios. Después nos pasa toda una sesión musical sobre Shakira mientras conversamos sobre su separación de Piqué y temas de empoderamiento y género. Fue muy divertido.




Luego, siguiendo con el tema de las mujeres le preguntamos que signos externos caracterizan a la mujer colombiana y nos dice: muy maquillada, cabello pasando los hombros, labios carnosos, generalmente bajas, morenas y muy lindas.

Toda una definición.

Antes de bajarnos le preguntamos por el futbol y nos cuenta que en el Mundial, donde Colombia quedó afuera, la gente estaba dividida entre hinchar por Argentina o por Brasil, pero que en la final contra Francia todos querían que ganara Messi y lo celebraron.

Llegamos al hotel y con ese lindo recuerdo nos vamos a dormir.


 

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