Abu Simbel, la magia en el sur de Egipto

Luego de un viaje que comenzó muy temprano en El Cairo, y con una escala en Asuán, ya estamos en Abu Simbel, en el extremo sur de Egipto. Bajamos del bus y caminamos. Al dar vuelta a una pequeña montaña nos encontramos, de repente, con cuatro estatuas colosales que cuidan la entrada a un majestuoso templo, totalmente esculpido sobre la roca. Hemos llegado al templo de Ramses II el grande, el faraón más famoso de la historia. Los cuatro colosos del frente están sentados y tienen la cara del propio faraón en diversos momentos de su juventud y madurez. En el centro y por encima de ellas, está una figura más chica, en altorrelieve, del dios del sol Ra-Horakhty  con cabeza de gavilán, a quien se dedica el templo. Los colosos tienen 21 metros de altura y su imagen nos causa pequeñez.
Nuestro guía, Osama, nos cuenta que el templo se erigió en el sur de Egipto, en pleno país Nubio, como un gesto de dominación. Agrega que después de la muerte de Ramses II, se fue abandonando y que las tormentas del desierto primero lo cubrieron, con lo que lo salvaron de los saqueadores, y luego destaparon la corona de una de las estatuas permitiendo que a comienzos del siglo XIX un explorador suizo descubriera su frente, luego un italiano fuera el primero en ingresar, y finalmente el propio francés Champollion, descifrara sus jeroglíficos.
Entramos por una pequeña puerta y pasamos a la sala central donde dominan ocho estatuas gigantes del rey, de diez metros de altura, parado en posición de Osiris, o sea con los brazos cruzados llevando en sus manos el cetro y el flagelo. Las paredes están decoradas con escenas de batallas en Siria, Libia y Nubia, destacándose el combate de Kadesh contra los Hititas, antiguos habitantes de Turquía. Su resultado es incierto ya que ambos bandos proclamaron la victoria pero lo cierto es que dio origen a la firma de un tratado de paz, quizás el primero de la historia.
En el final del templo, se encuentra el “sancta-sanctorum”, o sea el lugar sagrado donde están las cuatro estatuas veneradas que son la del propio Ramses II y las de los dioses Ra, Amón-Ra y Ptah, patrones de las tres grandes ciudades del Egipto antiguo: Heliópolis, Tebas (hoy Luxor) y Menfis (cerca de El Cairo).
El lugar es sobrecogedor y se siente una fuerte presencia espiritual, como en las sacristías de las grandes catedrales cristianas. Está iluminado con un rayo de luz artificial que reproduce un fenómeno astronómico: todos los 21 de febrero y 21 de Octubre, al amanecer un rayo de sol penetraba directamente por la puerta del templo e iluminaba por un rato las estatuas, salvo la de Ptah por ser un dios de tinieblas, en un fenómeno conocido como “el milagro del sol”.
Muy cerca de allí, hay un segundo templo dedicado por Ramses II a su esposa preferida, Nefertari en un acto de amor inédito en el mundo antiguo.
Al salir Osama nos cuenta la verdad. Los templos estaban ubicados 70 metros más abajo sobre el cauce original del Nilo y, para salvarlos de la inundación que produjo la represa de Asuan, que creó el lago Nasser como gran regulador de las aguas del Nilo, una comisión de las naciones unidades hizo funcionar un equipo de salvataje en el cual 3000 personas durante tres años trasladaron piedra por piedra a su emplazamiento actual, respetando rigurosamente las formas originales, con la única modificación de la fecha del milagro del sol, que se posterga ahora un día.
Ahora el sol se va poniendo sobre el lago Nasser y la vista es encantadora. Nuestra visita culmina con un espectáculo nocturno de luz y sonido, proyectado sobre el frente de los templos. El locutor habla en japonés porque es la lengua predominante entre quienes estamos aquí, pero nos facilitan dispositivos de traducción. El show hace un viaje en el tiempo, comenzando con la acción de la comunidad internacional para el salvataje de los tempos de las aguas del lago Nasser y culminando con la exaltación de las épocas de gloria de Ramses II y su esposa Neferati.

La noche está estrellada, el murmullo del Nilo nos acompaña y la gloria, los misterios y el amor en el Egipto antiguo nos llenan de emoción. Hoy fue un día de viaje en el tiempo hacia la magia de la historia que pudimos sentir en Abu Simbel. 

Comentarios

  1. Increíble Doc parece como si lo viera en persona un gran relato cargado de emociones y vivencias. Felicitaciones y siga deleitandonos con tan gratas historias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Rosana. Te recomiendo el viaje con tu nueva pareja. Cariños.

      Eliminar
  2. Hermosa e interesante tu descripción del viaje Eduardo!!! Era una de las posibilidades que barajé para mis vacaciones mas la dejé de lado porque se decía que había muchos problemas políticos y violencia. Vivenciaste esto? Seguí disfrutando a pleno . Espero tus nuevos relatos. Raquel T. Winik




    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Raquel. Es recomendable. Hay total seguridad en todos los lugares turísticos y policía que te cuida 24 horas. No te lo pierdas!

      Eliminar
  3. Me encanto la imagen del sol iluminando a los Dioses....

    ResponderEliminar
  4. Excelente descripción del viaje, abre el interés para conocer esos lugares

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La Providencia