Luxor y el Valle de los Reyes

Llegamos a Luxor, la antigua ciudad de Tebas, cuyo nombre deriva del árabe y significa “muchos alcázares o palacios”. Aquí, nos dice Osama nuestro guía, encontraremos los templos más importantes del antiguo Egipto y, también, las tumbas de los faraones del imperio nuevo, excavadas en roca caliza para evitar la suerte de las pirámides, que habían sido saqueadas en el imperio antiguo.
Nuestra primera parada son los dos colosos de “Memnon”, construidos por Amenofis III, los que luego de un terremoto comenzaron a emitir sonidos por la mañana. Ello les dio fama de oráculos y muchas personas, e incluso el emperador Adriano, concurrieron a consultarlo con ayuda de los sacerdotes. Cuando Septimio Severo decide reparar la estatua, los sonidos se acaban y su fama termina. ¡Qué lástima! pensamos.
Luego enfilamos hacia el Valle de los Reyes. En realidad es un valle entre montañas de roca caliza donde a partir de Tutmosis I se empezaron a excavar las tumbas de los faraones para evitar los saqueos. Fue así que se diferenciaron las “Tumbas”, conteniendo el sarcófago y los efectos personales en un lugar secreto, de los “Templos Funerarios” destinados al culto público al faraón fallecido y donde se cuenta su historia y sus hazañas. En el valle se encontraron 70 tumbas de faraones, todas saqueadas salvo la de Tutankamón. Esa tumba fue encontrada por el inglés Howard Carter en uno de los episodios más atractivos de la historia, luego de diez años de búsqueda. El hallazgo fue casual porque la tumba estaba justo debajo del campamento donde Carter salía todos los días a buscarla en otras partes, y un auxiliar, al hacer un agujero para afirmar una tinaja, tropezó con un escalón que llevó a otros y hasta la puerta. Carter, muy querido por los egipcios, esperó un año para abrirla hasta que la ley egipcia se reformara impidiendo que los hallazgos salieran del país. Al penetrar encontró la tumba completa a consecuencia de su ubicación, debajo de otra y tapada por los escombros de la segunda. El tesoro está hoy en el museo del Cairo. Ahora el bus va ingresando al Valle de los Reyes que parece un paisaje lunar, entre bajas montañas blancas, de piedra caliza. Las entradas están unas muy cerca de las otras y las tumbas visitables van rotando para preservarlas. Posteriormente pasamos por el Valle de las Reinas, el Valle de los Nobles y nos detuvimos en el Valle de los Artesanos para visitar dos tumbas, muy angostas y profundas, que casi me provocaron claustrofobia.
Después hacemos una parada en el templo de la reina Hatshepsut, la única faraona de Egipto, con un diseño totalmente novedoso para la época hecho por el famoso arquitecto Senenmut en tres terrazas yuxtapuestas. Muy cerca de allí estaba el famoso monasterio de los Koptos, o primeros cristianos, de Deil Al-Bahari que hoy está en restauración.
Volviendo a Luxor, visitamos el templo de Karnak. Era un enorme complejo-ciudad de sacerdotes con una autonomía parecída a la que hoy tiene la ciudad del Vaticano. Las esfinges, que siempre son un cuerpo de león y una cabeza de faraón, en Karnak tienen cabeza de carnero, en homenaje al dios Amón y en demostración de autonomía respecto del faraón. En este templo pusieron su mano distintos faraones
Volvemos al barco a almorzar. Por la tarde nos espera el broche de oro del día: el templo de Luxor, en honor de Mut, la diosa esposa de Amon Ra. En él se encuentra una de las pocas pirámides que quedan en Egipto. La entrada es grandiosa y hay toda una hilera de esfinges, estas con la cara del faraón, que formaban un camino de tres kilómetros entre este templo y el de Karnak. Por allí peregrinaban los fieles con la barca de Amon Ra que iba a visitar a su esposa, la dios Mut. Estaban juntos tres semanas y luego retornaba a su templo, todo en el mes de agosto, mes de las fiestas. Esas peregrinaciones eran acompañadas de fiestas populares. Terminamos el día llenos de la energía de miles de años.

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