Buena Práctica: Perdonar y pedir perdón





4 . Perdonar y pedir perdón: Liberarnos del peso de los agravios recibidos o que otros nos atribuyen

En las encuestas realizadas durante la investigación, lo que más costaba a los requeridos era el perdón. Se considera que para perdonar a alguien que sentimos (o creemos) que nos ha ofendido o agraviado se requiere que se arrepienta y pida perdón en una actitud honesta y, mientras eso no pase, no debe perdonarse.

Sin embargo así no funcionan las cosas en el alma humana donde los malos recuerdos son “re­siduos radiactivos” (Alejandro Zambra)

Como dice Chopra, “La fuerza más poderosa de la mente es el perdón. Las heridas se originan en el pasado pero se curan en el presente”.

Las ofensas son piedras en una bolsa que cargamos a las espaldas. Si podemos soltar la bolsa y perdonarlas quedaremos liberados de ese peso. Y esto más allá de la voluntad del ofensor o de su arrepentimiento. El perdonar sin que el otro se arrepienta es un gesto magnífico que da paz al alma.

Pero también debemos saber pedir perdón a quienes se sienten agraviados u ofendidos por algo. A lo mejor nosotros creemos no haber dado motivos, pero si la otra persona está mal debemos acercarnos, conversar y hacer las paces pidiéndole perdón. Si no lo acepta, allá ella, pero ya habremos hecho nuestro trabajo liberador.(*8)

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(*8) “Todo es impermanente. Si no soltamos nos va a soltar. Somos portadores no propietarios”, máxima del Zen.

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