Buscando la Ruta 66 en Arizona
"La
Ruta 66 no existe”, nos dice sin inmutarse Amy, la amable empleada de la
oficina de la agencia “Alamo”, cuando le pedimos un mapa carretero después de
alquilar una camioneta.
“No
puede ser, es la ruta más famosa de Estados Unidos”, replica Carlos enojado.
“Miren,
fue desactivada hace más de 30 años. Lo siento muchachos”, contesta Amy
manteniendo su transparente inglés y su sonrisa.
Estamos
en el aeropuerto de Flagstaff, Arizona, luego de viajar de Los Ángeles a
Phoenix en un avión mediano, y desde Phoenix hasta aquí, en un pequeño avión.
Somos
tres amigos, Carlos, Dicky y yo, ex compañeros del Colegio y mayores de 60 años,
que queremos recorrer juntos, durante una semana, el último tramo de la mítica
Ruta 66, desde Arizona hasta el Océano Pacífico y, de paso, visitar los grandes Parques de la zona.
La
noticia que nos dio Amy no es buena, pero la presentíamos porque no habíamos
podido encontrar ningún mapa específico de la ruta 66 antes de viajar.
Nos
sentamos en el bar del aeropuerto a esperar que nos entreguen la camioneta. En
seguida se acerca un señor mayor, de aspecto mexicano, y nos dice en español:
“si quieren saber la historia de la ruta invítenme un café”.
Se
llama “Diego García” y nos dice que vivió toda su vida aquí. Nos cuenta que la
Ruta 66 era conocida como 'La carretera madre' y corría entre Chicago y Los
Ángeles atravesando ocho Estados, con un recorrido total de 3940 kms. Al
principio se le iba a poner Ruta 60, que era el número que le tocaba, pero al
final triunfó el número 66 porque era más fácil de recordar. En su momento se
creó una Asociación para completar la pavimentación y promover su uso.
Dice
que durante la gran sequía de los años treinta sirvió de camino a muchas
familias granjeras que iban a California a trabajar en la agricultura y que en
la época de la Gran Depresión las poblaciones localizadas a lo largo de la
carretera, con el mayor tráfico, tuvieron un crecimiento de sus negocios, como
el de su abuelo, que era gomero.
Durante
la Segunda Guerra Mundial hubo más emigración hacia el oeste debido a las
industrias militares ubicadas en California y también la Ruta sirvió para
transportar el material de guerra. Fue así que terminada la guerra, en 1946, el
músico de jazz Bobby Troup escribió la canción “Route 66” que Nat King Cole
convirtió en un gran éxito.
“Yo
creía que la canción era de Pappo”, comenta Carlos sonriendo con complicidad.
Diego
continúa su relato y dice que después vinieron los años dorados de la Ruta 66,
en los cincuenta, cuando se convirtió en la principal carretera para los
veraneantes con destino a Los Ángeles. Hubo mucho turismo y todo tipo de
atracciones. Su padre aprovechó, cerró la gomería y abrió un restaurante de
comida rápida con el que le fue muy bien. Dice que se inspiró en el famoso “Big
Texan” que no te cobraba el bife de 2 Kilos si te lo podías comer en menos de
una hora.
Fue
así que en los 60 la Ruta 66 llegó a la televisión con una serie emitida por la
CBS donde actuaban Martin Milner y George Maharis. Eran dos jóvenes en un
Corvette viviendo aventuras a lo largo de las carreteras de Estados Unidos
“Nosotros
la vimos en Argentina”, interrumpimos todos al mismo tiempo.
Diego
termina su relato informándonos que en el año 1985 la Ruta 66 fue oficialmente
retirada de la red de carreteras de Estados Unidos y reemplazada por una red de
autopistas, pero que, a partir de 1990, resurgió el interés por la ruta, por lo
que algunas partes de la carretera fueron señalizadas con letreros de
"Histórica Ruta 66" y volvió a figurar así en los mapas turísticos.
Fíjense
que en 2006, Disney Pixar hizo la película de animación “Cars”, protagonizada
por automóviles en un pueblo del desierto, en un claro homenaje a la Ruta 66.
“Nosotros
la vimos”, volvemos a decir.
Con
esto, Diego termina su relato y le damos las gracias.
Igualmente,
ya tenemos un plan para visitar ciertos lugares interesantes en este viaje,
estén o no en la Ruta 66.
Vamos
a buscar la camioneta que es una “mini van” Dodge blanca con tres filas de
asientos. Nos viene muy bien para las valijas y el largo viaje. Sobre todo
considerando que los tres somos mayores de 60.
Ahora
ya salimos desde el aeropuerto hacia el centro de la ciudad de Flagstaff.
Es
una tarde de sol, el camino es muy arbolado y se ven lindas montañas en el
horizonte.
El
pico más alto se llama “Humphreys” y llega a 3852 mts., según leemos de nuestra
guía. Se trata de una zona montañosa llamada los “Picos de San Francisco”,
considerada sagrada por las tribus indígenas y donde hoy hay un importante
centro de ski.
Damos
unas vueltas, vemos los carteles de la histórica ruta 66.
Luego estacionamos muy cerca del “City Hall” (municipalidad”), un lindo edificio que parece una iglesia.
Luego estacionamos muy cerca del “City Hall” (municipalidad”), un lindo edificio que parece una iglesia.
Luego
de hacer unas compras, vemos a una pareja tocando música country en las mesas
de afuera de un bar y nos sentamos.
El
lugar se llama “Vino Loco”, y hay un grupo de jóvenes escuchando y bebiendo. Al
fin y al cabo es un domingo por la tarde.
Nos
sentamos y mientras tomamos una cerveza charlamos con el mozo, un joven llamado
Kevin.
Nos
cuenta que Flagstaff tiene unos 80.000 habitantes y que su nombre significa
“mástil de bandera” y se le puso porque allí se izó por primera vez la bandera
en 1855, sobre las ramas de un “pino ponderosa”, por una expedición militar que
estaba proyectando un camino entre Nuevo México y California.
Nos
cuenta que durante la década de 1890 Flagstaff era una de las vías ferroviarias
con mayor tráfico de los Estados Unidos, con casi 100 trenes por día,
principalmente, entre Chicago y Los Ángeles. Hoy la ciudad sigue siendo un
importante nudo de distribución para grandes empresas comerciales.
Finalmente,
con orgullo, nos dice que la ciudad es muy famosa por su Orquesta Sinfónica, la
que dio su primer concierto en 1899 y continúa funcionando en la actualidad.
Pagamos
la cuenta y volvemos a la carretera hacia el norte. Tenemos que llegar a dormir
a un hotel ubicado a 250 millas, en una reserva indígena.
Al
salir de la ciudad pasamos por el “Observatorio Lowell” cuyo telescopio “Clark”
hizo importantes descubrimientos como el planeta Plutón y durante el programa
Apolo se usó para elegir el lugar del alunizaje.
Ya
en la ruta, vemos la entrada de dos parques nacionales, a los que no tenemos
tiempo de visitar. Uno es el Parque del “Volcan Sunset Crater” que tiene un
gran cono de ceniza, y otro el Parque del “Cañon Walmurt”, donde en los
acantilados hay restos de viviendas de los indios Sinagua.
Se
hace la noche y luego de tres horas de viaje, entramos al Estado de Utha, en
pleno territorio Navajo, para alojarnos en el “The view hotel”, frente al
famoso “Monument Valley”, pero eso será otra historia.
1/7.
Podés encontrar otros relatos del mismo viaje, de otros viajes, cuentos, frases
y reflexiones en este mismo blog. http://eduardofavierdubois.blogspot.com/
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