Ternura
Dos al amanecer Abro los ojos lentamente. Estoy en la cama. Vos dormís profundamente a mi lado. No es de día ni de noche. Todo está en silencio. Apenas alguna calandria lo interrumpe de vez en cuando. Falta una hora para que el reloj marque el comienzo de las actividades. El inicio de otra jornada de trabajo con sus corridas, imprevistos y sobresaltos. Mi mente está en blanco y no puedo recordar lo que estuve soñando hasta recién. Me doy vuelta en la cama y busco tu cuerpo. Muy despacio te empiezo a abrazar. Siento la tibieza y la suavidad de tu piel. La paz de tu reposo. Me gustaría poseerte ahora pero no quiero despertarte. Ya llegará el momento. Vos sentís mi movimiento y, a pesar de estar dormida, te acomodas con ternura entre mis brazos. Ahora que estamos abrazados siento que vamos a soñar el mismo sueño. Que entramos en un estado donde nuestros cuerpos y almas van a dialogar en silencio y a sentirse como si fuéramos una sola persona. La ternura de apodera de mi y,...